2017 pasará a la historia de Podemos como el año que comenzó con la guerra civil entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, siguió con la victoria del primero en Vistalegre II y el “reciclaje” del segundo en la Comunidad de Madrid; y culminó con el mal resultado en las elecciones catalanas y la caída en todas las encuestas. Pero fue también el año en el que la Asociación de la Prensa de Madridamparó a un grupo de periodistas “que se sienten acosados y presionados por el equipo directivo de Podemos, encabezado por Pablo Iglesias, así como por personas próximas a ese círculo”

Aquel comunicado provocó un enorme terremoto en los medios de comunicación y en las redes sociales, además de un enorme enfado en el partido morado que sufrió secuelas en su imagen pública. Con el paso del tiempo el ruido se mitigó poco a poco, pero Pablo Iglesias y su equipo no lo han olvidado. Tanto es así, que el líder de Podemos quiso dedicar varios pasajes de su extenso informe del pasado sábado ante el Consejo Ciudadano a reflexionar sobre la relación con la prensa.

Iglesias se hizo eco de las quejas de “muchos compañeros” sobre el trato que reciben de los medios. Y “pueden tener algo de razón” porque “es evidente que no jugamos con las mismas reglas” que PP, PSOE o Ciudadanos. Pero Iglesias considera “lógico” que “los aparatos mediáticos del poder nos den duro” por eso añadió que “ya sabíamos antes del partido que el árbitro está comprado” y lanzó un mensaje a los suyos: “tenemos que ganar pite quien pite”. Esas frases coparon algunos de los titulares principales de las crónicas de los compañeros, pero hubo otra reflexión que pasó más desapercibida y que, sin embargo, provocó un runrún en la sala de prensa habilitada en el madrileño Círculo de Bellas Artes. Sus palabras textuales fueron:

“Creo que es muy importante que distingamos entre los propietarios de los medios de comunicación y los trabajadores de los medios de comunicación que tienen que llenar la nevera todos los meses en condiciones muy difíciles y que trabajan en condiciones de enorme precariedad y vulnerabilidad. Y no les podemos exigir que se enfrenten a sus jefes y que arriesguen su puesto. Creo que en esto, muchas veces nos hemos equivocado en el pasado y que tenemos que saber rectificar. Hay que hacer autocrítica y yo la tengo que hacer el primero”.

Sólo el día a día, el paso del tiempo, dirá si esa va a ser a partir de ahora la estrategia de Iglesias en su relación con los medios y con los periodistas.