Nuestra Señora la Virgen del Rosario

Como consecuencia de la victoria de los cristianos en la Batalla de Lepanto, el Papa San Pío V, dedicó el 7 de octubre a la Virgen del Rosario en acción de gracias por la victria de los cristianos contra los turcos ne la Batalla de Lepnato. La gratitud y la institución de esta memoria se llevó a cabo con la Bula Salvatoris Domini. Sus sucesores Gregorio XII y Clemente XI la dan difución cada vez mayopr hasta celebrarse en la Reforma Litúrgica el 7 de octubre, día en el que se recuerda la victoria de Lepanto. Así se ha ido celebrando esta Fiesta de generación en generación, perpetuándose por el pueblo fiel la devoción al Santo Rosario. El rigen de esta devoción la remontan algunos a Santo Domingo de Guzmán y no faltan escritos que hablan de que los cristianos del siglo IX en Irlanda hacían unos nudos pequeños en una cuerda para rezar el Ave María. La vivencia de este día, estimula a los creyentes a meditar, con la ayuda de María, todos los Misterios de la Salvación. Así se contempla la presencia de la Reina del Cielo en la Redención del Género humano. Ella está presente desde el principio de este plan salvífico, cuando Dios se hace carne en ella, pasando por la vida pública, hasta llegar al Misterio Pascual, que abarca la Cruz y culmina den la Pascua. Junto a las 50 avemarías de cada parte del Rosario, están las letanías que reconocen en María el Arca de la Nueva Alianza a través de la cual, Dios ha visitado a su pueblo, así como la Medianera de todas las Gracias. Iconografía: Se representa la Imgen de la Virgen con manto blanco y con un Rosario en las manos unidas. Otros Santos: Marcelo, Julia y Justina.