La lluvia supende varias procesiones de Viernes Santo

En Madrid la lluvia ha impedido el encuentro del Cristo de los Alabarderos con María de los Siete Dolores, la General de Valladolid o el Santo Entierro de Zamora y Zamarramala

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La lluvia ha obligado a suspender la procesión de la Real Cofradía del Santo Entierro de Zamora, una de las más antiguas de la Semana Santa de la ciudad al tener su origen a finales del siglo XVI.

El acto previo del sermón del Descendimiento se ha desarrollado normalmente porque cuando se llevó a cabo, a las cuatro de la tarde, aún no había hecho acto de presencia la lluvia, han informado a Efe fuentes de la cofradía.

Según las previsiones meteorológicas iniciales, la idea de la cofradía era una vez concluido el sermón iniciar la procesión pero acortar el recorrido por la amenaza de lluvia.

Sin embargo, la llegada de un frente de precipitaciones a partir de las 16.30 horas que se hizo más intenso diez minutos después, ha obligado a cambiar los planes y suspender definitivamente la procesión.

La hermandad, con más de 3.400 cofrades, tanto hombres como mujeres, tiene fijado su desfile la tarde del Viernes Santo junto a una docena de grupos escultóricos.

La lluvia también ha obligado a suspender la Procesión General de Valladolid, que marca el momento más importante de la Semana Santa de la ciudad, ya que procesionan todas las cofradías, una veintena, con 33 pasos, la mayoría joyas de la imaginería castellana.

Son las cofradías participantes las que deciden qué se hace en caso de lluvia con la procesión, si se retrasa o se suspende, y para ello se han reunido en torno a las seis de la tarde -una hora y media antes de su inicio- y se han sumado a la misma representantes del Museo Nacional de Escultura, ya que muchas de las tallas son piezas de la institución.

En una tarde en la que Junta de Cofradías ha informado por medio de tuits de sus decisiones, a las 18.37 horas han comunicado que todavía no había ninguna decisión tomada y pocos minutos después, a las 18.40 han comunicado que se ha suspendido.

La procesión general, según los datos de la web Valladolid Cofrade, de la Junta de Cofradías, desde 1970 no ha salido en seis ocasiones y en otras cinco se ha celebrado con incidencias, esto es que ha podido salir pero no se ha completado.

También, las primeras gotas de lluvia y la previsión de chaparrones a partir de las 21.00 horas ha obligado a las principales procesiones de Madrid a recogerse antes de tiempo, lo que ha impedido el encuentro del Cristo de los Alabarderos con María de los Siete Dolores y ha deslucido el estreno de las andas del Cristo de Medinaceli, que por primera vez ha sido llevado a hombros y no desplazado con ruedas.

A la hora y cuarto de arrancar y ante el amago de lluvia, las cuatro principales procesiones que recorren en centro de Madrid han decidido recogerse, bien volviendo a sus puntos de partida o bien buscando cobijo en algún otro templo.

El Cristo de Medinaceli, la procesión que más fieles atrae, ha podido exhibir poco tiempo sus nuevas andas, que ante el peso del trono (2.400 kilos) recién restaurando pieza a pieza, ha sido llevado por 126 anderos, hombres y mujeres.

Tras salir puntual, a las 19.06 minutos, desde la Basílica del Cristo de Medinaceli de los Padres Capuchinos, los anderos ya contaban con avanzar solo unos metros, hasta la calle Cedaceros, ya que la previsión de lluvia a partir de las 20.00 horas podría dañar la talla anónima sevillana de finales del siglo XVII.

Y poco después de esa hora, a las 20.15, han comenzado a caer las primeras gotas de lluvia, justo cuando los 126 anderos lograban milimétricamente girar 180 grados el trono y emprender el regreso a la Basílica, adonde ha llegado una hora después seguido por la imagen de la Virgen de los Dolores y justo cuando comenzaba a caer la lluvia más intensamente.

La misma decisión de recogerse han tomado las otras tres procesiones que habían partido a las 19.00 la del Cristo de los Alabarderos, la de María de los Siete Dolores y la de Jesús del Perdón.

El Cristo de los Alabarderos salía alrededor de las 19.10 horas por la Puerta del Príncipe del Palacio Real, en presencia de la hermana del rey emérito y tía del rey Felipe VI la infanta Margarita, y del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.

Este Cristo, que habitualmente se encuentra en la Catedral Castrense de la calle Sacramento, es trasladado dos días antes del Viernes Santo al Palacio Real, ya que esta imagen está muy vinculada a la Guardia Real.

De hecho, guardias reales escoltan el paso durante la procesión, los nazarenos visten los colores de este cuerpo -azul y rojo-, y junto a ellos suenan los pífanos y tambores de la Guardia Real.

Tras recorrer la calle Bailén y pasar por delante de la Catedral de la Almudena, la procesión del Cristo de los Alabarderos ha avanzado por la calle Mayor con intención de llegar a la plaza de la Villa, donde tradicionalmente se encuentra con María de los Siete Dolores, encuentro que este año no ha podido producirse.

La amenaza de lluvia inminente ha hecho que el Cristo de los Alabarderos ni siquiera regresara al Palacio Real, sino que buscara refugio en su casa habitual, la Catedral Castrense, donde ha tenido que ser introducido de rodillas y con gran dificultad por los 34 anderos, debido a la altura de la cruz, mientras sonaba el himno nacional para despedir a la imagen.

María de los Siete Dolores también ha tenido que acortar su recorrido y apenas ha podido llegar desde la Parroquia de Santa Cruz, en el número 6 de la calle Atocha, hasta el Monasterio de las Jerónimas del Corpus Cristo (Las Carboneras), donde las monjas de clausura han cantado una Salve a la Virgen.

La talla de los Siete Dolores, que se realizó después de la Guerra Civil, lucía durante la procesión el manto que estrenó en 2015 y que fue confeccionado en Perú, con bordados del sol, la luna y las estrellas en alegoría al eclipse y alineación que, según la Biblia, tuvieron lugar en el momento de la muerte de Jesucristo.

La otra procesión que ha decidido regresar a su lugar de origen, la Iglesia del Santísimo Cristo de la Fe (en el 87 de la calle Atocha), ha sido la del Jesús del Perdón, un paso que también es sacado e introducido con gran dificultad de su templo y que este año lucía imagen recién restaurada durante seis meses.

Antes de regresar, no obstante, el paso ha parado ante el Convento de las Trinitarias, desde una de cuyas ventanas le han cantado las monjas.

Además, también se ha suspendido la procesión del Santo Entierro, en la que participan los vecinos de Zamarramala desde este barrio incorporado a la ciudad hasta la iglesia de la Vera Cruz, conocida como del Santo Sepulcro, de principios del siglo XIII.

El presidente de la Junta de Cofradías de Segovia, Víctor García Rubio, ha dicho a confirmado a Efe esta suspensión, después de que tampoco se haya podido celebrar la de los pasos, donde desfilan diez cofradías con 14 imágenes.

Aunque este año no ha podido celebrarse, es tradición que los vecinos de Zamarramala, que portan en andas las tallas del Cristo Crucificado, la Soledad Dolorosa y el Cristo Yacente, en una urna, seas recibidos por los Caballeros de la Orden de Malta vistiendo negros hábitos de coro.

Según la historiadora Mereces Sanz, pregonera de la Semana Santa de este año, se sabe que en 1596 los vecinos de Zamarramala solicitan segregarse de la Cofradía de las Cinco Plagas, en la ciudad, para constituirse ellos en cofradía y salir en disciplina desde este núcleo a la Vera Cruz.

La construcción de iglesia de la Vera Cruz, junto a convento de los Padres Carmelitas, en el barrio de San Marcos, que baña el río Eresma, fue atribuida a los Templarios, pero actualmente se mantiene la teoría de que fue la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.

En el año 1531 y como resultado de la unificación de la Orden del Santo Sepulcro con la Orden de San Juan de Jerusalén pasó a depender de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.

El presidente de las Cofradías ha señalado, por otra parte, que muchas de las cofradías que no han podido desfilar hoy han ido abandonando la Catedral, acompañando las carrozas con sus imágenes envueltas en plástico, precedidas de agentes de la Policía Local

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