Francisco visita el barrio peruano afectado por las inundaciones de 2017

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Francisco ha vuelto a acercarse a los más necesitados. Esta vez, durante la segunda jornada de su visita a Perú, el Papa ha recorrido cerca 20 minutos la única carretera asfaltada del barrio de Buenos Aires, en Trujillo (noroeste de Perú), para mostrar su cercanía a una de las zonas más afectadas por las inundaciones y los derrumbamientos de tierra de 2017.

El arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos, explicó antes de la visita que el papa había elegido Buenos Aires "como centro y signo de este encuentro" con los afectados.

La visita comenzó con la entrega de unas flores por parte de unas niñas del barrio y con Francisco probándose un típico gorro peruano con el que le obsequiaron.

Después subió al papamóvil para un recorrido de más de 20 minutos entre esta avenida totalmente acordonada y repleta de gente para concluir en el arzobispado de Trujillo.

Lo que Francisco pudo ver fue uno de los barrios más pobres de Trujillo, pero engalanado con carteles de bienvenida y globos con los colores blanco y amarillo de la bandera vaticana.

Francisco no pudo ver los verdaderos efectos de las terribles inundaciones y los huaicos (aludes) que causaron en este barrio de 30.000 habitantes unos 3.000 damnificados y colapsaron 500 casas.

En su calles estrechas Francisco circuló entre las vallas siempre de pie y sin dejar de saludar y bendecir a la población afectada, mientras se interpretaron cánticos en una de las plazas y a lo largo del recorrido pudieron verse 60 caballos de raza "de paso peruano".

El Pontífice había acudido a este barrio después de celebrar misa en la playa de Huanchaco, desde donde recordó las "consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares".

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