Y ese nombre es el del pequeño Gabriel, al que el maestro dedica sus ripios: "Dinos Gabriel, dinos niño dónde estás/.../Este es tu romance, esta es tu copla fatal".
Dadme un pañuelo paisanos que solo quiero llorar/ Ni el veneno de los rusos ni el tiempo.../Mira estas palabras que son de la actualidad: borrascas muchas borrascas, vaya cantidad de zascas/ Las pensiones, las pasiones, esta nube de cabrones que siempre vuelan al cielo ocultándonos el sol/
Niño Gabriel entre mantas, tú fuiste el niño perdido y encontrado ya sin vida/ Pececito, pequeñito, niño bonito... Tu madre, tu padre y aquella bufanda azul... Hasta los delfines lloraron con sus lágrimas de sal.
Las víctimas, los verdugos, Estrasburgo.../ Se murió en su triste trono de vida, en su Gólgota de ruedas un sabio de la humanidad/ Hay cosas en esta vida que no hay nunca que olvidar".