El foco apuntaba, en algunos mentideros, a Cristina Narbona, pero el Ministerio de Medio Ambiente tendrá otra titular: Teresa Ribera. Nacida en Madrid en 1969, es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y ha sido profesora asociada de Derecho Público y Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid.

Muy apegada al nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, formó parte de su ejecutivo en la sombra en 2016 como responsable de Sostenibilidad, entre las elecciones de diciembre de 2015 y junio de aquel año. En los últimos tiempos ha ejercido como presidenta del Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía, un órgano del Partido Socialista.

Sin embargo, su carrera en el alto funcionariado comenzó con un ministro popular al frente: con Jaume Matas al frente de la cartera de Medio Ambiente, Ribera empezó a trabajar en el departamento de Cambio Climático. En ese ministerio se forjó una auténtica carrera: consejera técnica en el Gabinete del subsecretario de Medio Ambiente, jefa del Área de Cumplimiento y Desarrollo, responsable de la Oficina de Cambio Climático y, por fin, secretaria de Estado de Medio Ambiente en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2008 y 2011.

Con la llegada del Partido Popular al poder, Ribera perdió peso en la Aministración y comenzó una breve etapa en una empresa de paneles solares. Después, fue fichada por el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales de París, un think tank sobre cambio climático que le ha dado bagaje. Curiosamente en Francia ha asesorado al gobierno galo. 

Apuesta decidida por las renovables

La nueva ministra se hará cargo de un área hasta ahora dividida en dos: Energía (Álvaro Nadal) y Medio Ambiente (Isabel García-Tejerina). Es una muestra de la fuerza que tendrá la parte más ecologista del PSOE en el nuevo Gobierno de Sánchez. Las líneas maestras de Ribera pasan por el abandono del carbón y el impulso desde la administración pública de las renovables, implantando una fiscalidad que incentive el uso de tecnologías limpias. De ahí el apoyo que recibe de grupos ecologistas.

La nueva encargada de Medio Ambiente llegará con un 'pero': en su etapa como secretaria de Estado firmó la Declaración de Impacto Ambiental que propició el proyecto del almacén de gas Castor, frente a las costas de Castellón y Tarragona, una instalación parada por el gobierno de Rajoy tras los cientos de seísmos que hubo en la zona.