La CUP no está por la labor de desenquistar la situación de bloqueo que vive el Parlamento de Cataluña y este mismo martes ha dicho que es muy difícil llegar a un acuerdo para votar la investidura del candidato de JxCAT, Jordi Sánchez, líder de la ANC que se encuentra en prisión. 

Los cuperos arguyen que si aceptan esta propuesta del presidente Roger Torrent, que ha convocado un pleno de investidura para el lunes 12 de marzo, transmitirían que votar no sirve para nada, y mantienen que quien tiene que ser investido es Carles Puigdemont. Por lo que de momento mantienen su postura de abstenerse. 

Pero ¿qué supondría esta abstención? Que Jordi Sánchez no saldría investido presidente y el bloque constitucionalista tendría mayoría en la cámara, puesto que los votos de los huidos en Bruselas no se pueden delegar ni el Tribunal Supremo no admite ni que Carles Puigdemont y Toni Comín voten desde Bruselas. 

Aunque cabe recordar que Jordi Sánchez permanece en la prisión de Soto del Real y está a la espera de que el juez del Supremo Pablo Llarena permita de prisión para la sesión de investidura. 

De producirse este permiso, la situación sería la siguiente: JxCAT y ERC sumarían 66 votos que se quedarían en 64 sin los votos de Puigdemont y Comín; y los votos de la oposición serían 65 (Ciudadanos 36, PSC 17, CatComú-Podem8 y PP 4). Con esto, los 4 votos de la CUP serían decisivos, y su abstención impediría proclamar presdiente a Jordi Sánchez, que con los votos de JxCAT y ERC no alcanzaría ni la mayoría simple.

Con esta situación, la CUP vuelve a tener la última palabra, como cuando tras las elecciones catalanas de septiembre de 2015 obligó a renunciar a Artur Mas para que hubiese un presidente de la candidatura unitaria Junts Pel Sí, de donde salió finalmente investido Carles Puigdemont como presidente de Cataluña.