En el Gobierno eludían valorar abiertamente la figura de Quim Torra, pero dejaban claro que, sea cual sea el candidato que proponga Roger Torrent, tendrá la obligación de respetar la ley, y de estar en condiciones de cumplir con sus responsabilidades como presidente de la Generalitat. Y es que, aseguraban desde Moncloa, Cataluña necesita un gobierno legal y efectivo que se ocupe de los intereses de los ciudadanos, y gobierne para todos ellos, y no para la mitad.

Lo cierto es que, en las últimas horas, algunas personas cercanas al PdCat habían reconocido que había “un tapado”, en caso de que fracasara la candidatura de Carles Puigdemont.

El expresidente ha querido, dicen fuentes consultadas por la COPE, colocar a un hombre de paja, a una figura provisional que pueda ser desplazada en caso de que él quiera volver a su antiguo puesto.

Torra es un candidato limpio, sin cargas judiciales, que puede ser elegido, y que, si forma un gobierno legal, posibilitará que el 155 quede en suspenso, pero desde el Gobierno siempre han recordado que ese artículo puede volver a aplicarse si se vulnera de nuevo la ley.

Esas mismas fuentes creen, eso sí, que Torra andará con pies de plomo, porque ha visto los problemas judiciales que afrontan sus antecesores en el cargo, Mas y Puigdemont.

Mariano Rajoy se ha mostrado en los últimos días dispuesto a “ayudar” a normalizar la situación, a reencauzar las relaciones con el futuro Govern de la Generalitat. Habrá que ver, eso sí, cuál es la voluntad real del inquilino del Palau de Sant Jaume: si gobernar desde Barcelona, o desde Alemania.