Era un 7 de marzo de 2008. Faltaban dos días para las elecciones generales e Isaias Carrasco se encontraba en su coche dispuesto a marcharse a trabajar. Fue entonces cuando el etarra Beñat Aginagalde se situó frente al parabrisas y abrió fuego. "Me acuerdo que una chica me decía: “Tápale los agujeros”, pero es que no podía, no veía, había tanta sangre que no se veían las heridas de las balas», declaró a 'El diario vasco' Andrea, una de sus hijas. El asesinato tuvo lugar en torno a la una y media del mediodía frente a la casa de Carrasco, en la calle Navas de Tolosa, lugar en el que se encontraban a su vez su mujer, Marian, y la propia Andrea. Tras escuchar los disparos, ambas salieron en su auxilio y lo acompañaron hasta el hospital de Mondragón, donde finalmente falleció una hora después.

"A las 13.50h. ha ingresado en el servicio de urgencias don Isaías Carrasco, encontrándose incosnciente e inestable y presentando al menos tres impactos de bola. Dos en el tórax derecho y uno en el cuello. A los pocos minutos ha entrado en parada cardiorespiratoria, procediéndose a realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar, saliendo a los diez minutos de iniciarse ésta. Posteriormente ha presentado una nueva parada cardiorespiratoria, volviéndose a realizar maniobras de reanimación avanzada a los que el paciente no respondió". 

La noticia saltó a la antena de COPE y los vecinos nos contaron cómo escucharon los disparos que acabaron con la vida de Isaías. "He oído dos ruidos muy fuertes. Me he sobresaltado. Estaba en el servicio. Pensaban que igual eran las obras que se estaban haciendo en el sótano. Y luego ya he oído bullicio de gente y me he asomado a la ventana", contaba una vecina de Mondragón. El temor a la banda terrorista estaba tan inoculado en el territorio que muchos ni siquiera se atrevieron a rechazar el asesinato de Carrasco. La sombra de ETA estaba muy presente en el municipio, gobernado durante muchos años por la izquierda radical.

El Gobierno de Zapatero lamentó horas después el fallecimiento de Isaías. "Este criminal atentado muestra una vez más la extrema crueldad de quienes han apostado por continuar con su execrable actividad contra el más elemental de los derechos: el derecho a la vida".