Hasta ahora las aguas residuales eran vertidas al barranco de la Celadilla. La instalación ha requerido una inversión de 893.772 euros, financiados en un 80% por el Gobierno de Navarra y en un 20% directamente por los ciudadanos a través del canon de saneamiento que se paga con el recibo del agua. Dispone de un sistema biológico completo para que las aguas puedan ser devueltas al medio natural en óptimas condiciones. Cuenta con dos decantadores y un filtro biológico, con una capacidad de 530 metros cúbicos, que imita el circuito de depuración natural de los cauces de los ríos, así como dos lagunas finales de retención, con una superficie de 300 metros cuadrados, donde se deposita el agua antes de ser devuelta al medio a través de un emisario de 390 metros.