Un debate electoral puede marcar el futuro de un país. Todo se cuida hasta el más mínimo detalle. La posición de cada uno de los oponentes, los temas a debatir, o la vestimenta. Se trata de la ocasión perfecta para defender un programa político delante de un público, y todo ello ante un moderador completamente neutral, sin embargo, ¿cuál es la cara oculta que hay detrás de un debate electoral? Sería difícil comprender la historia reciente de la democracia moderna en España sin este tipo de debates. Desde el primero que sentó a José María Aznar y a Felipe González frente a las cámaras, a uno de los últimos donde saltaron chispas, el que enfrentó a Mariano Rajoy y a Pedro Sánchez. Y, sin embargo, hay una persona que los ha vivido todos en primera persona. Nadie mejor que él conoce este tipo de debates electorales. Los puso en marcha allá por el año 1993, y desde entonces no ha dejado de ser parte negociadora, además de moderador. Nos referimos a Manuel Campo Vidal: “Un debate electoral tiene una cara oculta como es lógico porque es un momento de muchísima tensión. Piensa que estás sentado allí entre dos personas y uno de los dos va a ser presidente del Gobierno y el otro va a pegar carteles cuatro años si le dejan en su partido. Se juega mucho todo el mundo y es lógico que exista una tensión que se palpa en el ambiente por lo que la cara oculta en ese primer momento es la tensión”. Este periodista español acaba de publicar el libro ‘La cara oculta de los debates electorales’, donde cuenta los entresijos que hay detrás de este tipo de enfrentamientos políticos: “El moderador tiene que imaginarse que va a pasar si las cosas van de un modo que no está previsto para poder reaccionar sin tomar partido”, concluye.