A Yohanna siempre le gustaron las artes marciales. Su padres no opinaban lo mismo y hasta los 17 años prefirieron que practicase gimnasia rítmica, quizá para paliar las peleas infantiles con su hermano, su principal apoyo.  Finalmente logró cumplir su sueño y se decantó por el Muay Thai, el boxeo tailandés. Una modalidad, deporte nacional en su país, en el que los dos combatientes se pueden “pegar” con piernas, brazos, pies, rodillas y codos. Esto supone un gran esfuerzo físico.

Se piensan que por ser luchadora tienes que ser grande. En mi casa tenían miedo a que me hicieran daño.

Hace unos días, Yohanna logró coronarse como campeona del mundo de la modalidad de menos de 60 kilos y convertirse en un referente en este deporte que cada vez está más extendido. En España crece a un ritmo de un 60% en esta última década.

Yohanna nació en Gijón en 1983 y además es agente de la Guardia Civil. Trabaja ayudando a mujeres maltratadas. Compagina su día a día con el poco tiempo que le queda para los entrenamientos. Y a pesar de no tener mucha ayuda, pretende seguir luchando por sus sueños. Sus triunfos se los seguirá dedicando a “sus chicas”, las víctimas de violencia de género.