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Cleveland sigue buscándose en esta final

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Curry y Durant repitieron dominio ante James y Cavaliers para el 2-0Cary Edmondson

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 20:41

Hay un poco de sensación generalizada de que Cleveland Cavaliers aún no han comparecido de verdad en la final de la NBA, y si rebobináramos un año atrás quizá encontráramos palabras parecidas describiendo el arranque de 2-0 de los Warrios sobre los Cavaliers. Los Cavs acabaron remontando un 3-1 y ganando la final de la NBA, pero fue un hecho excepcional, nadie había remontado antes un 3-1 en una final.

 El nivel inferior del equipo de Lebron James es en gran parte mérito de un rival en modo apisonadora, pero también demérito de Cleveland. A este equipo se le recuerda defendiendo como tal en otros momentos, con una gran defensa, no es el caso de esta final por ahora. 

A Cleveland se le recuerda de este año un equipo atinadísimo en el triple, no es el caso por ahora. A Cleveland se le recuerda capturando rebote ofensivo continuamente, no es el caso de esta final por ahora. 

Podría volver a ocurrir que Cleveland ganara, claro, pero cuesta creer que si estos Warriors se pusieran 3-1 otra vez soltaran la pieza. Y es difícil que suelten la pieza porque hay un depredador que hace tiempo que no se alimenta, se llama Kevin Durant y no hay quien le pare, ni siquiera Lebron James puede pararle en este momento. En demasiadas fase de partido Lebron sigue emparejado con Durant.
Es encomiable el esfuerzo de Lebron James, quien dio una exhibición en el segundo partido, pero con un gasto de fuerzas excesivo tanto en ataque como en defensa, más si cabe si hay emparejamientos con un jugador más alto como Durant. James estuvo a gran nivel, imparable en penetración una y otra vez. Pero gastando tantas fuerzas que se le vio agotado en algunos momentos de partido. Probablemente Lebron esté resfriado aunque no lo digan, no paró de tener problemas de moquillo durante el partido. 

Durant hace lo que cualquier alero con la altura de un pívot o ala-pivot. Sus tiros parten del cielo, su media vuelta o su tiro en suspensión parte desde el techo del Oracle, ni siquiera un jugador tan fuerte y potente como Lebron James le alcanza. Durant despliega un nivel de energía pocas veces visto hasta ahora en el ex de Oklahoma, es su momento, tiene hambre y quiere su primer anillo.

Si a esto se le une que Curry está mucho mejor que hace un año y es una máquina de anotar, que Klay Thompson ya ha comparecido en la final y por fin le entran los triples, que Draymond Green también anota los triples, son muchos puntos para unos Cavs que cuentan por ahora con los puntos de Lebron y Love, pero no tanto los de Kyrie Irving. A pesar de entonarse algo en la segunda mitad, casi nada en Kyrie recordó al fabuloso base de los Cavs.

A Cleveland le faltan puntos por todas partes si los partidos siguen yéndose a estos guarismos, sólo aguantó el ritmo hasta el descanso, 67-64. Después, Golden State Warriors dio su habitual arreón del tercer cuarto y no hubo más historia, a pesar de los esfuerzos de Lebron. Y eso contando con un número de pérdidas alarmante de los locales, 20.

Pero Cleveland no tiene puntos suficientes, máxime si Kyrie no tiene el día o cuando no encuentra posiciones cómodas para sus tiradores, con falta de circulación de balón, Korver sigue sin entrar en racha, Frye tampoco, Shumpert y Jefferson de vez en cuando, alarmante baja forma de JR Smith. Que el escolta titular de los Cavs en una final se vaya a la ducha con 0 ptos es demasiado. Cleveland ha sido un gran equipo en el triple, en estas finales por ahora no, tan sólo 8 en el segundo y 11 en el primero. 

Para enfrentarse a un girante de múltiples cabezas, en plenitud física y de confianza, con algunos de los mejores jugad ores de la historia juntos, Stephen Curry y Kevin Durant, y un sistema automatizado de movimientos y tiros a toda velocidad que poseen los de la Bahía de San Francisco hace falta mucho talento y energía. Y por alguna razón los Cavs, que tienen mucho talento y energía, no lo han desplegado. Sin defensa los Cavs no tienen nada que hacer. 

Curiosamente, Cleveland había arrancado muy bien jugando rápido y con Love en la pintura. Por ahí obtuvo alguna ventaja, después Lebron siguió penetrando una y otra vez, pero acabó exhausto. Si además de pensar, atacar, anotar, penetrar, correr hacia atrás, emparejarse con Durant, liderar a su equipo, y encima se atreve con un duelo casi imposible con Stephen Curry lejos del aro cuando sabe que puede salir escaldado, Lebron acepta el envite; imagen de Curry driblándole que ya es una de las imágenes de la final. 

Es curioso cómo transcurre esto, cuando el manual para este segundo encuentro parecía pedir otro tipo partido, de defensa y ritmo más bajo para no propiciar tantos ataques de los Warriors  que suelen tener un nivel alto de eficacia, Cleveland acudió al intercambio de golpes y a jugar rápido y cayó rendido.

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A ese ritmo, no hay equipo hoy que pueda superar a los de la bahía, pero Cleveland sabe cómo ganarles, ya lo ha hecho, debe encontrar este año la forma, debe encontrar su mejor versión ante un equipo lanzado y con un depredador hambriento que está marcando la diferencia llamado Kevin Durant.

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