El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha reclamado hoy una "oposición útil y no fútil" para afrontar los grandes retos que tiene España que necesitan de pactos entre el Ejecutivo y los partidos, como el problema del agua, la reforma de la financiación autonómica, el Pacto de Toledo o los presupuestos.

Durante su discurso en la clausura de la convención nacional del partido, celebrada este fin de semana en Sevilla, Rajoy ha pedido en concreto un "esfuerzo" al PSOE para lograr un pacto "histórico" sobre el agua entre todos los territorios y también para reformar el actual sistema de financiación autonómica que "no gusta a nadie".

Para ésta y otras cuestiones ha reclamado responsabilidad a la oposición, porque, cuando no se ha ganado la confianza de los ciudadanos para gobernar, "no se puede criticar lo posible y proponer lo imposible", como considera que están haciendo el resto de los partidos ante el tema de las pensiones.

También ha instado a ponerse de acuerdo entre el Gobierno, las comunidades y los partidos para cambiar el modelo de financiación autonómica. Una reforma para la que espera la disposición del Partido Socialista y "no sólo una parte de mismo", ha apostillado, aludiendo a las diferencias de criterio entre los socialistas.

El presidente ha dicho que el PP no está por colgarse "medallas", sino que se dedica a perseverar en una política económica que se ha demostrado "buena para España y los españoles", a través de medidas concretas como las plasmadas en el proyecto de presupuestos generales del Estado para 2018.

"Otros prefieren cultivar la memoria histórica, crear un estado federal, o intentar la supresión de las reformas del Gobierno, nosotros no, nosotros vamos a dedicarnos a la gente que quiera trabajar pueda hacerlo", ha afirmado.

Rajoy ha presumido de los presupuestos de 2018, que son los que le hubiera gustado presentar en 2012, cuando llegaron al gobierno, pero no pudieron porque los socialistas les dejaron España "al borde de la quiebra".

Son unas cuentas públicas, ha subrayado, con el mayor gasto social "en muchos años", que prevén crear casi medio millón de empleos este año, que baja los impuestos, suben las pensiones más bajas y atienden a los sectores productivos.

Pero además "cuadran" el balance, son viables y no un ejercicio de "ilusionismo político", y cumplen con los compromisos europeos.

Y precisamente, esa forma "sensata" de entender la política, ha subrayado el presidente, permitió al Gobierno del PP afrontar la situación de quiebra "tan grave" que planeaba sobre el país, recordando que algunos Estados, refiriéndose a Grecia, tuvieron que bajar las pensiones un 40 por ciento.

Superado ese enorme bache, ha dicho que España ha conseguido cerrar el año 2017 con un crecimiento del 3,1 por ciento y más de 600.000 nuevos empleos.

Otros buenos datos económicos, como la mejora en el "rating" o la afiliación a la Seguridad Social, parece que se han convertido en una "costumbre", algo que celebra, ha puntualizado, porque hace unos años la costumbre era "la contraria" y cada cifra era peor" que la anterior".