En un año se han suicidado diez estudiantes de medicina en Francia. La Intersindical de internos ha lanzado la señal de alerta tras el reciente drama protagonizado por Marine, 26 años, estudiante de dermatología que se quitó la vida el pasado 23 de enero. El suicidio de Marine es « el último de una serie demasiado larga » denuncia el sindicato en una carta enviada a la Ministra de Sanidad, Agnès Buzyn. « Hemos perdido la esperanza de ser felices con nuestro papel de sanar,  es inaceptable », afirman ante la titular de Sanidad.

Las razones de este malestar  son diversas, la acumulación de trabajo, la tensión que se vive en los hospitales públicos o la presión presupuestaria, pero en los últimos años se ha instalado además una fuerte competitividad.  En 1996 había 3.200 alumnos internos, hoy son 8.000. 

Un estudio reciente realizado entre 22.000 futuros médicos, indica que más del 66% de estudiantes sufre ansiedad, cuando la media de la población es del 26%. Son 28% los que sufren trastornos depresivos, frente a un 10% de los franceses en general, y casi uno de cada cuatro confiesa haber tenido ideas suicidas.

El director adjunto de un gran centro hospitalario confirma de forma anónima a Le Figaro que no se toleran « las ausencias de los internos ni sus propios límites », y que no hay correlación entre « sus responsabilidades y lo que se espera de ellos » por un lado, y « su sueldo y su condición de estudiante », por otro. A menudo trabajan 60 horas a la semana, y en algunos casos extremos puede llegar hasta 100, gestionados por médicos que no saben dirigir equipos, y poco preparados para afrontar de forma permanente el sufrimiento y la muerte. 

La alarma no ha caído en saco roto, y la ministra ha encargado un informe para final de mes a una psiquiatra especializada en los riesgos que sufren los estudiantes de medicina para que sirva de base a las discusiones sobre la prevención y mejora de las condiciones de formación.