Víctor Eduardo Parada, de 30 años, es boliviano, pero vivió en España durante su juventud. Concretamente en Benilloba, Alicante. Salió de nuestro país en 2009 al no tener papeles para residir legalmente. Ahora ha sido condenado a la pena de muerte en Malasia tras haber pasado cinco años en una cárcel de Kuala Lumpur. El motivo de su delito: transportar 450 gramos de cocaína en diferentes bolsas.

Vivió en España desde 2002 a 2009, y su familia pide ayuda para que se le rebaje la pena y no acabe muriendo en la horca. Víctor tuvo problemas económicos y se vio obligado a conseguir dinero de cualquier manera. Llegó a Malasia y según fuentes de la familia, transportó la droga para saldar una deuda. Necesita dinero cada mes y su familia le envía 150 euros para que pueda comer y acceder a necesidades básicas como ducharse o poder llamar a su famila, que aún se encuentra en España.

El 5 de enero un juez le condenó por tráfico de drogas a la pena capital por ahorcamiento. Su madre y sus hermanas se han gastado hasta 40.000 euros en abogados y viajes, sin poder conseguir ningún resultado que beneficie la situación de Víctor.

El tráfico de drogas se castiga en Malasia con la pena de muerte, y la situación de Víctor es realmente complicada. Su caso no es el del primer español condenado a muerte o que se encuentra en condiciones tercermundistas en diferentes cárceles repartidas por toda la geografía mundial. Cuando la situación se complica económicamente, muchas personas deciden optar por el camino de la droga para conseguir dinero, y este es el ejemplo de que no siempre sale bien.