"Señoras, señores, me alegro, buenos días...

El Gobierno va a aprobar el techo de gasto para el 2018, que es un tema del que ustedes seguramente hablarán mucho. Las conversaciones familiares, laborales, bares, metro, pasos de cebra, semáforos de larga duración de coche a coche... No siendo interesante es muy importante lo del techo de gasto. La economía española puede crecer en torno al 3%, el Gobierno ingresará más, tendrá más dinero, podrá gastar algo más, la oposición le pedirá que gaste mucho más, el Gobierno se negará, Ciudadanos le pide una rebaja del IRPF y, seguramente. Montoro se negará. Bueno, hará un gestito de esos de bajar alguna cosita. Ya saben ustedes que los socialdemócratas de derechas en eso son muy parecidos a los socialdemócratas de izquierda. 

Pero esta semana de julio son días en los que hemos venido recordando un pasaje dramático y que pudo resultar mucho más trágico, de la pública española, y en los próximos días a buen seguro, vamos a recordar otro.

Esta semana hemos estado hablando del secuestro de Ortega Lara. Seguramente ustedes han redescubierto algunos detalles que no conocían de aquella investigación ejemplar por parte de la Guardia Civil, del Ministerio del Interior, de todos los que colaboraron. Incluso los que dispusieron de fondos reservados para poder untar a algún confidente y que ese confidente diera la clave a través de tres palabras. Bol, tres k, Ortega. Y los investigadores de la Guardia Civil entienden hay que darle tres o cinco millones a Bolinaga por el secuestro de Ortega. Simplemente había que saber qué era Bol. Bol era Bolinaga, un asesino de ETA, que había sido el líder del comando que secuestra a Ortega Lara. Querían haber secuestrado al que hoy es presidente del Gobierno de la Rioja, el señor Cenicero. Se había ido de fin de semana. 

Se llevan a Ortega Lara a un ataúd, a una ataúd. Porque supongo que ustedes habrán vistos las imágenes de cómo era aquel cuarto lleno de humedad en el que una persona de envergadura normal podía tocar las dos paredes estirando los brazos. Y allí lo tienen 532 días. Y allí lo hubieran dejado debajo de una máquina industrial que hacía imposible su escapada aunque se hubiera muerto de hambre. Así era la crueldad de Bolinaga, con quien luego el estado se portó demasiado bien. Bolinaga fue el De Juana Chaos del PP. Baste recordar que la Guardia Civil investigó a dónde iba Bolinaga todos los días, entraba con una bolsa de comida y salía sin bolsa. A una fábrica. Y, detrás de unos matojos, en turnos de doce horas estaban los guardias civiles investigando.

Hasta que detienen a Bolinaga y al resto aquella noche y, con Garzón, se van a esa fábrica. Y empiezan a buscar y no aparece nada. Y mientras tanto, Bolinaga chuleándose de los demás. Hasta que un Guardia Civil mueve una máquina, ve que está anclada defectuosamente y debajo de eso hay una suerte de ascensor hidráulico y llegan al zulo de Ortega Lara. Y recuerden la cara con la que salió Ortega Lara. Aquella fue una gran victoria de la democracia española. De las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Pero ETA contestó a los pocos días. Y estos días les vamos a hablar de cómo ETA, Txapote, García Gaztelu -hoy felizmente en prisión a excepción de que algún juez vergonzante le dé permiso para ir a ver a su padre que está enfermo, como ha ocurrido-, ordena secuestrar a Miguel Ángel Blanco. Y lo hace él junto con Irantzu Gallastegui y uno más. Y el resto de la historia lo conocen. 

En cuanto secuestraron a Miguel Ángel Blanco supimos que era para matarle. No era como en el caso de Ortega Lara, al que hubieran matado, lo hubieran matado de hambre, se hubieran ido de allí si no lo hubieran encontrado y Bolinaga se hubiera quedado en su casa tan tranquilo. Bolinaga, al que el Gobierno del Partido Popular, liberó porque estaba enfermo y estuvo tres años antes de morirse de bar en bar, y de homenaje en homenaje. Cuidado con la crueldad miserable del entorno de ETA y de sus votantes.

A Miguel Ángel Blanco lo mataron con dos balas de tamaño sensiblemente menor al calibre habitual. ¿Por qué? Porque no te maata de inmediato, te hace morir lentamente. Lo pusieron de rodillas, le dispararon en la nuca y, seguramente, en el tránsito en el que cayó hacia adelante - que allí lo dejaron, por cierto. Lo encontraron dos personas que iban paseando- él sabía que se moría. Entre el dolor angustioso que supone una bala pequeña alojada en el cerebro. Javier García Gaztelu, Irantzu Gallastegui. Crueldad sin límites. 

Aquellos días España reaccionó, incluso hasta se asustaron los recogedores de nueces, el PNV y compañía. Pero luego ese mismo PNV que encabezaba las manifestaciones y alguno incluso se pintaba las manos de blanco, firmó el Pacto de Estella con Herri Batasuna y con ETA. Eso desmontó el Gobierno de coalición con el PSOE. Así se escribe la historia. 

Y es particularmente llamativo que un  individuo que se llama Pau Ribadulla, el rapero de Podemos, Pablo Hassél, haya escrito en Twitter "muchos temporeros durmiendo al raso están en peores condiciones que Ortega Lara sin haber sido carceleros y torturadores". Pablito, el amigo de Iglesias, el héroe de Monedero, tienes una condena de dos años por una cosa como esta que escribiste hace poco. Esta ya ha sido denunciada y te va a costar otra condena. Pablito, no solo eres un miserable, etcétera, sino además es que eres un gilipollas, porque vas a ir a la cárcel. Tú vas a ir a la cárcel y los demás nos vamos a alegrar mucho".