Lo curioso del estudio es cómo se ha llevado a cabo. Hemos hablado con Germán Alonso, director del proyecto. Nos ha contado que sobre un mapa señalaron todos los avistamientos que tenían localizados en la región, hicieron recorridos a pie sobre esos terrenos y fueron recogiendo las muestras de excrementos de estos felinos que son fácilmente reconocibles.

Posteriormente se llevaron a un laboratorio de genética para comprobar si correspondían con la genética de este felino. El resultado, en 17 puntos de la región se confirma la presencia de linces ibéricos y su población oscila entre 27 y 37 ejemplares.

El estudio “Caracterización de poblaciones de lince ibérico en el entorno de la Sierra de Guadarrama” refleja además que Madrid es un territorio propicio para que esta especie puede asentarse, por su vegetación, terreno y poca variación de temperatura.

Entre 2015 y 2016, un equipo de investigadores de la UCM ha realizado un "muestreo sistemático" del área regional donde se han visto linces ibéricos en la última década, correspondiente a un total de 21 transectos -trayecto sujeto a las observaciones para un proyecto científico- en primavera y otoño de cinco kilómetros cada uno -unos 70 en total-.

Se habrían recogido 88 muestras de excrementos en 17 transectos que, tras haber sido analizadas por los propios investigadores y por dos laboratorios externos, habrían dado positivo en el análisis del ADN en un total de 46 de ellas.

La presencia de matorrales de menos de 50 centímetros de altura, los espacios de vegetación heterogénea, así como zonas con climas más cálidos, con poca variación entre temperaturas mínimas y máximas y con menos precipitaciones, son las características que los felinos prefieren para asentarse. Asimismo, prefieren zonas del territorio poco elevadas y con escasa presencia de plantas herbáceas, y es importante la presencia de corrientes de agua permanentes en ese hábitat "muy favorable" para el lince ibérico.