En los comienzos de esta compleja legislatura debiera imponerse una profunda reflexión sobre la aparición de los populismos. Acabamos de asistir al intento de Pedro Sánchez de aliar al PSOE con el populismo marxista de Podemos, con el fin de aislar al centro-derecha representado por el PP, uno de los pilares del sistema político surgido de la Constitución del 78.Una vez desmontado ese proyecto frente populista de Sánchez e Iglesias, buena parte de los socialistas nostálgicos del “no a Rajoy”, entre ellos los integrados en PSC, se empeñan en acusar al Partido Popular de continuar unas políticas económicas que hacen sufrir a la sociedad, olvidándose de que quien empezó a apretarle el cinturón fue el anterior presidente socialista Rodríguez Zapatero, obligado por su pésima gestión de la crisis.Se trata de perpetuar el falaz esquema definido por un partido, el PP, obligado a recortar gastos, y otros que desafían a la Unión Europea y propugnan seguir endeudándose, aunque eso implique una losa para las generaciones futuras, que habrá de afrontar, además, la viabilidad del sistema de pensiones. Todo esto no es complicado de entender, pero un vistazo al discurso demagógico de los socialistas del “no a Rajoy” y de Podemos nos alerta con más claridad de los riesgos que todavía afronta la sociedad en su conjunto si no se desmonta a tiempo el engaño. El reto de la sociedad, una vez más, es pensar.