El Presidente Barak Obama viajará el 21 y 22 de marzo a Cuba. Desde que en abril de 2015 Raúl  Castro y el Presidente de los Estados Unidos se encontraron en Panamá, esta visita era previsible. Barak Obama confesó entonces que ambos países estaban en condiciones de avanzar en el camino hacia el futuro. Toda la prensa internacional se ha hecho eco de la primera visita que en 80 años realizará un Presidente estadounidense a la isla.Obama había puesto condiciones a su viaje cuando habló de esto por primera vez. O la visita pasaba por encontrarse con los disidentes, o no iba. Si la visita a Cuba es inevitable, dadas las circunstancias históricas, no por eso puede olvidarse a las víctimas del castrismo. Cuba sigue siendo un símbolo de hierro en el que la libertad interior brilla por su ausencia. El viaje de Obama a Cuba puede servir para levantar el embargo, favorecer la apertura económica de la isla, asegurar un posicionamiento estratégico que a Estados Unidos le interesa y contribuir a la normalización de las relaciones internacionales. Pero nada de eso puede suponer es el olvido de quienes llevan decenios resistiendo pacíficamente las injusticias de una dictadura que se resiste a la más mínima apertura política. Los pueblos, también el pueblo cubano, tienen derecho a un desarrollo pleno que les libere de las estructuras opresoras del tener y del poder.