Gisela Mota, alcaldesa del municipio mexicano de Temixco, fue asesinada el pasado domingo en su casa. El día antes había tomado posesión del cargo de alcaldesa del municipio citado. Era una militante del PRD que después de haber sido diputada federal había decidido pasar a la política municipal. Durante el año 2015 en México fallecieron asesinados tres alcaldes a manos del narco. El Presidente Peña Nieto ha intentado proteger a los alcaldes, el grupo más expuesto a los atentados del narco, a través de un mando único que sitúa a algunas alcaldías bajo el aparato político y policial del Estado Federal. Pero los resultados no son los esperados, y este asesinato pretende desbaratar la estrategia de Peña Nieto al tiempo que se convierte en un aviso para el Estado. Gisela Mota era del estado de Morelos, colindante con la ciudad de México y fronterizo con Michoacán y Guerrero. El narco parece ir tejiendo un anillo en torno a la capital federal mientras el Estado parece no encontrar el modo de enfrentarse definitivamente a unas fuerzas criminales que imponen su lógica de terror. En poco más de un mes, el Papa Francisco estará en México. El pueblo le espera ansioso, mientras el Estado juega a intentar apropiarse del viaje. La palabra fuerte y limpia del Papa puede ser un revulsivo en la lucha contra la corrupción, uno de los peores males que atenaza a los mexicanos.