Como respuesta a la política que ha puesto en marcha Donald Trump, la ministra holandesa de Comercio Exterior y Cooperación para el Desarrollo, Lilianne Ploumen, ha lanzado una iniciativa para financiar organizaciones internacionales de aborto bajo el nombre “Ella decide”. La iniciativa es un gesto populista que busca ganarse la fácil complacencia de la opinión pública.Pero no nos engañemos, la política proabortista que llega desde el corazón del viejo continente merece ser analizada más allá de una simple respuesta indignada contra el presidente de los Estados Unidos. La propuesta se inserta en una hoja de ruta que viene desarrollándose desde hace tiempo y que supone un auténtico proyecto suicida para una Europa, ya bajo mínimos demográficos. La Federación Europea “One of Us” (Uno de nosotros) ha  expresado su rechazo total a una posible financiación de la Unión Europea, a través de los contribuyentes, para la práctica o promoción del aborto. Financiar acciones que amenazan directamente la vida humana es una clara violación de los principios democráticos y de la defensa y protección de la vida que Europa debería enarbolar.Lo que las mujeres necesitan es que puedan ser ayudadas con plena libertad, no que se financie el aborto, y además que se haga con el dinero de todos, como si eliminar a un ser humano inocente que va a nacer fuera una cuestión de salud pública.