El Papa Francisco ha recibido esta mañana en El Vaticano a Su Santidad Abuna Matthias, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa etíope. Hoy la sangre de tantos mártires, pertenecientes a todas las iglesias, el llamado “ecumenismo de la sangre”, es semilla de la unidad de los cristianos. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que sigue gritando para hacerse sentir por todos aquellos que saben todavía distinguir entre el bien y el mal.El encuentro es, ya en sí mismo, una invitación dirigida a todos los cristianos a caminar juntos hacia una unidad cada vez más plena, buscando siempre salvar las dificultades, poner verdad en la relación fraterna y pedir perdón por los desencuentros, malentendidos y desconfianzas que se hayan dado a lo largo de la historia.Como ha dicho el Papa Francisco al Patriarca, su iglesia es también una iglesia de mártires desde los comienzos, y aún hoy son testigos de una violencia devastadora en contra de los cristianos y de otras minorías religiosas, particularmente en Oriente Medio y en algunos lugares de África. Por eso, un encuentro de este tipo no es solo una invitación a mirar hacia adentro el recorrido de la unidad, sino una petición urgente hacia afuera, sobre todo a las autoridades que rigen la política y la economía, para que no se desentiendan de este drama y promuevan una conciencia basada en el respeto recíproco y la reconciliación, el perdón mutuo y la solidaridad.