La sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados permite tomar el pulso semanal a los debates y a las actitudes dominantes de la agenda política. La corrupción ha vuelto a escena con la agresividad a la que nos tiene acostumbrada el líder de Podemos, Pablo Iglesias. A propósito de una pregunta parlamentaria sobre el exministro de Industria José Manuel Soria, a quien Pablo Iglesias ha tildado de delincuente, y en la que daba a entender que el gobierno no está actuando con contundencia en este caso, Iglesias ha mostrado su estrategia de radicalismo que pretende hacer creer que el gobierno habla mucho pero no hace nada, y que además es permisivo con los casos de corrupción que afectan a los suyos. Con notable cintura parlamentaria, Mariano Rajoy ha respondido a  Iglesias diciéndole que hacer oposición implica no magnificar los casos para sacar provecho político y le ha recordado las medidas legislativas que el gobierno ha puesto en marcha contra la corrupción y que ya están dando sus frutos. Ante el empeño permanente de Podemos de tensionar la vida política, el Presidente del Gobierno le ha recordado a Pablo Iglesias que convendría que aportara ideas para luchar contra la corrupción, dado que la oposición está para construir y buscar soluciones conjuntas, no para la destrucción sistemática.