En el centenario del nacimiento de Camilo José Cela se vienen sucediendo diversos actos para rendir homenaje de memoria al escritor galardonado con el premio Nobel de Literatura, que dejó a las nuevas generaciones un recuerdo imborrable de creatividad, imaginación y análisis de la realidad en su larga obra como novelista y articulista. El rey Felipe VI no quiso perderse ayer el homenaje que le rindió el Instituto Cervantes en la Biblioteca Nacional, en forma de una exposición que exhibe más de sesenta objetos inéditos del autor. En ella hay cartas, fotografías, poemas, dibujos y otros objetos, hasta ahora desconocidos, que definen sus perfiles como escritor, dramaturgo, poeta y hasta actor, sin olvidar su actividad política como senador real en la época de la Transición. El Rey lamentó que Cela no pudiese celebrar su propio centenario y ejercer su faceta de analista para hacernos entender la actualidad, una tarea que hoy resulta harto difícil. Camilo José Cela fue uno de los grandes escritores que pusieron su mirada en un tiempo crucial de nuestra historia reciente, con novelas tan necesarias como “La Colmena”, “San Camilo 1936” y “La familia de Pascual Duarte”. Pero o que más echó de menos Don Felipe en el homenaje fue el sentido del humor que tanto caracterizó a Cela a lo largo de su vida llena de avatares. En todo caso, Cela va a estar presente a lo largo del año en diversos lugares, sin faltar su querida Alcarria, para que su legado permanezca como aportación sustancial al conocimiento del alma española.