El Centro de Cría de del Quebrantahuesos de Cazorla cuenta este año con siete parejas reproductoras: Cabús y Corba, Elías y Viola, Lázaro y Nava, Joseph y Keno, Andalucía y Salvia, Borosa y Toba y Tranco y Sabina. Junto a estas, hay otras dos formadas por ejemplares jóvenes que aún no se han consolidado como parejas reproductoras, aunque es probable que lo hagan el año que viene o el siguiente.
Cabe destacar que desde que comenzaron las cópulas el pasado mes de septiembre, los trabajos del personal dentro del recinto de jaulas se reducen al mínimo, intensificándose además el aporte de material de construcción para los nidos y la observación de las parejas. El Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos que desarrolla la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio pretende conseguir una población autónoma y estable de la especie en la región mediante la liberación de jóvenes ejemplares por el sistema de la cría campestre o hacking. Con el empleo de esta técnica, originalmente utilizada en cetrería, se persigue lograr que el ejemplar asimile el área de la suelta como su lugar de nacimiento y, por tanto, regrese a ella para asentarse y reproducirse.
Medio Ambiente inauguró en 1996 el Centro de Cría del Quebrantahuesos de Cazorla, gestionado por la Fundación Gypateus, con el fin de establecer una población viable y autónoma a largo plazo de la especie. Desde su puesta en marcha, han nacido y sobrevivido en estas instalaciones un total de 77 pollos, de los cuales 68 están vivos.
Además, su privilegiada ubicación en el paraje conocido como Nava de San Pedro, en pleno corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas a casi 1.300 metros de altitud, le confiere importantes ventajas sanitarias para asegurar la conservación de las líneas genéticas en cautividad. La metodología de trabajo que se emplea en este centro se basa en técnicas de cría natural, es decir, en las que la fecundación es natural y la incubación y el desarrollo de los pollos corre a cargo de los padres y donde la intervención humana es la mínima posible. Para ello, estas instalaciones están dotadas de un moderno sistema de video-vigilancia en cada una de sus jaulas.