Jamal es el tercero de 4 hijos. Su madre era una adolescente analfabeta cuando llegó a Europa desde las montañas de Marruecos. Eran los años 70 y tenía que buscarse la vida. Terminaron en Barcelona. El padre era panadero en el barrio de Poble Nou murió de un tumor en el hígado.

Para Jamal su hemano mayor es su ídolo. Después de la muerte del padre, recibió ayuda de la beneficencia y su familia planeó que en verano, al acabar el curso, volverían a Marruecos. Los dos mayores se irían a trabajar a Alemania; los dos pequeños se quedarían en la aldea de la que se había ido su padre. Pero el hermano mayor, de 15 años, no compartía los planes de sus mayores. Le dijo a su madre que tenían que seguir estudiando. Todos se fueron a Melilla a buscar colegio. En el caso de Jamal, al hispano marroquí. Daba las mismas asignaturas en dos idiomas: pero el no hablaba marroquí... Su hermano mayor le enseñaba a multiplicar cuando los niños apenas sabían sumar.

Hubo un profesor que se fijó en él, que vio que el chico luchaba y que era bueno.  Jamal acabó en un barrio gitano donde "jugábamos al fútbol y, al acabar, alguno se iba a robar algo".

Suspendió en 3º de la ESO. Sacó un 3,5 en Matemáticas. Y le chocó. Así que se lo dijo "a la profesora Irene". "Resulta que se había equivocado y no me había corregido la mitad del examen". Fue uno de los pocos alumnos que habían aprobado. La profesora Irene se ha muerto ya de cáncer y fue ella la que le dijo que tenía que ir a la universidad. Le ayudó a prepararse la selectividad. Y sacó un 10.

Algunos profesores le animaban a que se quedara en Melilla, en un módulo de Formación Profesional. Pero él tenía dinero ahorrado de haber trabajado en una pizzería y se marchó a estudiar a Málaga. Un amigo le dijo que sabía de un piso barato en Málaga,10.000 pesetas de alquiler al mes, quinto sin ascensor: "Un palomar". Se matriculó en ingeniería técnica de Informática de Sistemas.

Jamal se quedaba toda la noche estudiando. No tenía ordenador. Estudiaba programación con lápiz y papel, salvo unas horas que descubrió que podía usar los ordenadores de la universidad. No podía pagarse academias. Aprobó todo.

Se fue de Erasmus a Luxemburgo y eso le "cambió la vida". Se pasó allí un par de años para luego volver a Málaga. Hizo el proyecto de fin de carrera. ganó becas para el doctorado, que sacó cum laude, y fue premiado por la Asociación Española de Inteligencia Artificial. Siguió con becas de investigación en un grupo que se mueve muy bien en los ambientes internacionales más punteros.

Dice que ha tenido suerte porque tuvo una madre obstinada, que los quiso mantener juntos: "Si te casan tan joven, luego tus hijos son todo". O Rosa, su novia desde segundo de carrera: "Me ha apoyado en todo, ha sido muy importante". 

Estará con él en Boston donde trabajará en el proyecto de investigación sobre deep learning (aprendizaje profundo) y ciberseguridad, en el equipo de Una-May O'Reilly, la jefa del grupo de investigación sobre análisis de datos e inteligencia artificial.