Señoras, señores me alegro ¡buenos días!

¿Qué tal? Ya amaneció y por tanto ya pasó ese momento crítico de la amanecida que es cuando dicen los expertos mas fresquito está el tiempo. Hágase con la calle si es que no se ha hecho aún.

Este miércoles va a llover en prácticamente toda la península...

Va a ser un día interesante... La información hoy tiene que ver con cuatro protagonistas y alguna que otra ocurrencia. Es día de muchas ocurrencias como la de la Junta de Andalucía, que es de choteo total. El Constitucional le dijo al gobierno andaluz que sus funcionarios deberían trabajar 37,5 horas a la semana, no solo 35. Entonces la Junta en lugar de hacerles trabajar esas dos horas y media, ha ocupado ese tiempo en actividades como un curso de meditación budista, cursos de lenguaje claro, de autoayuda o simplemente en decirle al jefe que han estado pensando cosas del trabajo en casa. Es decir, que los funcionarios andaluces van a tener dos horas y media para estar echados en la cama,  lo que es fantástico. Ayuda mucho a que el resto de funcionarios de España piensen que los andaluces estamos echados en la cama más tiempo que los demás. Para redundar en tópicos es maravilloso. Menos mal que luego ha decidio retirar la bollería industrial de colegios y  asilos, que me parece una muy razonable decisión.

Artur Mas se borra del 'procés' que él mismo impulsó. En sus tiempos como líder de la antigua Convergencia le gustaba hacer metáforas marineras. Pues el viaje a Ítaca ha terminado con el barco desarbolado y a la deriva. Un buen día amaneció y dijo 'cielos si tengo delante el Jordán ¡vamos a cruzarlo!'.  Entonces aprovechó la crisis, creó el 'España nos roba', buscó una excusa con el pacto fiscal para empezar a estimular en independentismo y se convirtió en el increíble hombre menguante, que iba perdiendo cada vez que salía al mercado a exponerse a las elecciones. Como experto en cálculo político no tiene precio. Todo lo ha hecho mal. No estaba por el independentismo, pero destapó la olla y al final, al carajo; no consiguió la independencia, sino que fastidió el autogobierno, la Generalidad, la convivencia, su partido ha desaparecido y le pende la amenaza de la sentencia del caso Palau, que puede aparecer la semana que viene. Ha perdido el piso y tiene por delante un panorama judicial no precisamente halagüeño. Éste es el lince que se va y además se desarbola todo.

Carlos Mundó también se va de Esquerra, porque dice que él no se pone ahora en el parlamento a retorcer las leyes. A pesar de que su partido cierra un acuerdo que es mayoría independentista en la Mesa. Eso quiere decir que querrán investir a Puigdemont, que era el que coloca Artur Mas cuando la CUP le obliga a él a retirarse. Y Puigdemont le ha salido como le ha salido; un espantapájaros con un mando a distancia para poder controlar el gobierno catalán. Después de este acuerdo, lo mismo lo tiene más cerca.

"Puigdemont le ha salido un espantapájaros con un mando a distancia"

El otro nombre es Rodrigo Rato que ayer comparecía ante una serie de intrascendentes diputados. Hay varias crónicas. Unos dicen que estuvo combativo, otros arrogante. Casimiro García Abadillo titula con mucho acierto 'Rato cogió su fusil'. Empezó a disparar sobre todo contra antiguos compañeros del PP y del gobierno a los que culpa del desastre de Bankia. Dice que Bankia se va a al garete porque el gobierno lo cesa y las acciones disminuyen. Hoy se hacen bastantes análisis de esas acusaciones a Luis de Guindos, que fue su segundo en economía durante mucho tiempo. Señalan que Bankia estaba en una situación delicada, antes de su cese, algunos analistas daban una agujero de 23 mil millones y cuando él lo cesa, la acción se hunde. Pero la acción a lo mejor había estado mantenida artificialmente en alto, es complicado saberlo y entenderlo.

Lo cierto es que ayer culpó al gobierno de querer detenerle. Es verdad que aquella teatralidad en su detención fue indecente. En cualquier caso, tiene un panorama judicial complicado. Está condenado por las tarjetas 'black', -recurrido al Supremo-, y tiene que ajustar fiscalmente  algunas acusaciones de la Fiscalía Anticorrupción.

Y luego está Pedro Sánchez que ayer habló de ponerle un impuesto a la banca a ver si así arregla lo de las pensiones. Parche a la banca quiere decir ponérselo a usted, porque la banca se lo repercutirá por los servicios que le presta.  La banca se fue al garete por la debilidad del control financiero del gobierno de Zapatero y porque en las cajas de ahorro, políticos de todos los colores, no expertos en administración, llevaron en momentos muy delicados a las mismas a situaciones muy comprometidas. Los perversos banqueros ni tienen la culpa de todo ni lo van a pagar ellos.

Además lo que se recaude con esta medida  teatral, demagógica y populista, para disputarte a Podemos la parte de la izquierda, no va a servir para nada. La reforma de la seguidad Social es otra.