"Los que nacimos en los años '60 y '70 nos creíamos modernos, eso definía una época, los padres salían de una posguerra, eran pluriempleados, pero a los niños nos comenzaron a regalar los primeros juguetes, la Nancy, los Madelman, y la sensación  general era de progreso; se nos decía si estudias y trabajas duro te podrás comer el mundo y creíamos que el progreso era sin fin", responde Cristina a la pregunta de Carlos Herrera a que hay en el fondo de esta novela.

Una época en que "ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao se hacen desmesuradas, con emigrantes de toda España que se hacinan en barrios periféricos con familias de 4, 5 o 6 hijos, en pisos de 70 metros y en esas condiciones  Amelia descubre un misterio, localiza algo extraño en el barrio y se pone a descubrirlo"  sigue desgranando alguna pistas sobre la novela su autora. 

¿Amelia es Cristina? "No, Amelia es el trasunto de las mujeres de la época, que de repente deciden ser distintas, llevar las riendas deciden ser autónomas. Es una niña transgresora, atrevida, decide indagar en el mundo de los adultos y descubre cosas y se topa con cosas que a los nueva años no pensaba que existían".

En definitiva 'Los días modernos' recuerda aquellos años en los que "nunca hubo más niños, era el baby boom, porque nuestros padres eran muy modernos, cuando ponerse una falda de tergal era lo más, el algodón y la lana eran denostados; para un niño el sueño era poder tirar el bocadillo para darse a la Pantera Rosa o un Bucanero; Eurovisión era una moda en las familias, las series extranjeras era una referencia, 'La Casa de la Pradera', 'Starsky y Huch', la televisión pasa del blanco y negro al color con anuncios inolvidables...En fin, era la época moderna, la época yeye".