Sigue la tormenta política tras el incidente en el que se ha visto implicada una diputada de En Marea, que supuestamente intentó evitar la identificación de un joven sospechoso de vandalismo haciendo valer su condición parlamentaria, y que según consta en el atestado amenazó a los agentes con presentar una interpelación en la cámara.

La actuación policial vino motivada por denuncias vecinales que apuntaban a que un grupo de jóvenes estaba provocando daños en los coches estacionados en pleno centro de Santiago. Todo se ha complicado, además, al trascender que el chico defendido por Paula Quinteiro es Fernando Balsa, militante hasta hace poco de Anova.

El consello de las Mareas decide mañana qué hace con la diputada tras su polémica actuación. Algunas fuentes apuntan a que una parte de la cúpula del partido exige que dimita. De todos modos ni el portavoz parlamentario, Luis Villares, ni ningún otro dirigente se ha mostrado claro al respecto. El presidente de la Xunta reclamaba en el pleno explicaciones por unos hechos que calificó como "indignos".

El alcalde de Santiago ha intentado quitar hierro al asunto calificándolo como "menor". Martiño Noriega dice defender la actuación de los agentes de la policía local, pero a la vez asume la versión de Quinteiro de que sólo quería mediar y no hacer valer sus privilegios como diputada.