La fiscalía rebaja de asesinato a homicidio la calificación al principal acusado por el crimen de Santoalla, un hombre con un retraso mental leve que en 2010 mató de un disparo a un vecino de origen holandés a raíz de un desacuerdo por la titularidad del monte vecinal de la aldea. La petición de pena cae también sustancialmente desde los 17 a los 10 años de prisión.

Martin Verfondern- la víctima- se había mudado al pueblo una década antes y la justicia le acababa de otorgar el derecho de utilización de los terrenos vecinales, algo que incomodó a la familia del acusado, que hasta entonces los disfrutaban en exclusiva.

El benjamín mató al holandés a la entrada de la aldea y fue su hermano quien escondió el cuerpo en una zona despoblada a más de 15 kilómetros de su casa. Lo hizo tan bien que la Guardia Civil tardó cuatro años en encontrarlo, muy deteriorado ya por la acción de los animales salvajes. Él podría quedar libre porque la legislación española no prevé reproche penal para el encubridor cuando a quien encubre es a un familiar cercano.

La viuda de la víctima sigue viviendo en la zona y manifestaba durante la celebración del juicio que espera que por fin se haga justicia.