Mariano Rajoy pretende introducir otros temas en su agenda y no dejar que Cataluña eclipse toda la acción del Gobierno, aunque será inevitable que el jefe del Ejecutivo siga mirando esta semana a los movimientos que vaya dando el Parlament, y continúe atento a cualquier maniobra que pretenda facilitar el hecho de que Puigdemont sea presidente desde Bruselas.

El jefe del Ejecutivo compaginará así estos días la puesta en marcha del corredor mediterráneo entre Valencia y Castellón; con un acto en Madrid para relanzar el español; y otro, en León, para destacar el valor del parlamentarismo. Éste último servirá, además, para solventar el lapsus que Rajoy tuvo el pasado mes de diciembre junto a Theresa May, al situar la cuna del parlamentarismo en Inglaterra, cuando, según la UNESCO, las primeras cortes tuvieron lugar en la Colegiata de San Isidoro en 1188.

El presidente del Gobierno incrementará además paulatinamente su presencia en distintos actos de partido los fines de semana. El objetivo: preparar al PP para la convención nacional del mes de marzo que se celebrará en Andalucía, y que debe servir para rearmar programáticamente a su formación. Eso sí, los populares siguen sin tener pistas sobre cómo pretende hacer eso su líder, un líder que les dejó “estupefactos”, al decir de algunos, al restar importancia a las encuestas que reflejan un notable incremento de Ciudadanos, en detrimento de los apoyos con los que contaría el PP. La receta no puede ser, apuntan, que trabajemos más y que hay que hacer una ley de cambio climático. El presidente insiste en que a él no le han llegado las críticas, sobre todo porque nadie en la Junta Directiva del pasado lunes tuvo el valor para reprochar nada al líder, pero el jefe el Ejecutivo es consciente de lo que hay. La duda está en saber si sabrá encontrar la fórmula para reducir el éxito de la formación de Albert Rivera.