El escritor y periodista francés Olivier Guez, que ha investigado durante años para escribir una novela sobre la huida y la vida en clandestinidad de Josef Mengele, uno de los más atroces responsables del Holocausto, ha advertido hoy que "los fantasmas de Auschwitz acosan todavía a Europa".

Guez (Estrasburgo, 1974) ganó el premio Renaudot 2017 por la novela "La desaparición de Josef Mengele", editada en español por Tusquets, y que en su país ha vendido ya 300.000 ejemplares, una novela de "no ficción" en la que cuenta cómo desde 1949, año en que llegó clandestinamente a Argentina, y hasta su muerte en 1979, Josef Mengele se escondió, o vivió "discretamente", en ese país, Paraguay y Brasil.

El escritor y periodista ha explicado hoy en Madrid que decidió contar la trayectoria de Mengele en forma de novela porque hay cuestiones de esos años que nunca podrán esclarecerse y no se puede conocer exactamente las complicidades que hicieron posible que el médico de las SS lograra escapar de sus perseguidores durante 30 años hasta su muerte en Brasil en 1979, a los 68 años.

Guez considera que ha escrito en la novela de una forma "fría e incluso glacial" la trayectoria que llevó durante esos años este médico que en Auschwitz cometió atrocidades y que nunca fue detenido ni juzgado, un personaje que fue, en su opinión, "el empleado modelo de la industria de la muerte alemana".

Un hombre sin cualidades, que quería ser profesor universitario y que no fue un fanático nazi desde el principio sino que fue a Auschwitz por su tesis doctoral y por "ambición", ha recordado el escritor.

"Esa horrible banalidad de motivación, esa especie de oportunismo que en mi opinión es el gran motor de la historia, es también el motor de Mengele", ha señalado Guez.

Auswitch -no solo el campo de concentración sino todo lo que significa- es el "impasse" europeo, ha señalado el autor francés.

"Es una mancha indeleble en la vida europea. Es algo que siempre nos reprocharemos, una vergüenza absoluta de Europa", ha recalcado Guez, que ha señalado también que hay una "inmensa tentación del olvido".

Para el autor, si hay una lección que puede dar la historia de Mengele es "la facilidad con la que un hombre sin cualidades, mediocre, puede caer en el mal muy fácilmente".

Según Guez, Mengele, 30 años antes o después, habría sido un mal padre, un mal amigo, un mal compañero, pero si en un momento dado no se hubiese encontrado con esa ideología nazi, con ese régimen que le autorizó y le animó a hacer cosas innobles y lo protegió, probablemente no hubiese asesinado a niños como lo hizo en Auschwitz.

El escritor advierte de que lo que caracteriza los movimientos totalitarios es la idea de la pureza y que hay movimientos tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda y del islamismo en la actualidad que "se ven animados por esa especie de búsqueda de pureza".

Y recuerda que, al igual que un aviador al lanzar una bomba en la guerra cree ha cumplido con su deber, Mengele pensaba que hacer experimentos con niños o asesinar a cientos de miles de personas era parte de su deber, y que por ello no tuvo ningún remordimiento.