El pequeño pueblo de Ballybricken, en el condado de Limerick situado al sur de Irlanda, le ha dado el último adiós a la cantante de The Cranberries Dolores O'Riordan. El lugar donde nació le ha despedido con una misa funeral en la iglesia de Saint Ailbe a la que han asistido 200 personas.

Al son del Ave Maria de Shubert, interpretado en una grabación por ella misma junto a Luciano Pavarotti, llegaba el féretro con los restos mortales de la intérprete acompañados de su familia, su madre, sus seis hermanos y sus tres hijos. Con una guitarra y otros objetos personales de O'Riordan como testigos, su amigo McNamara fue el encargado de oficiar el servicio religioso junto al párroco del pueblo y el arzobispo de la archidiócesis de Cashel y Emly.

“Recordada será siempre como una mujer excepcional” aseguraba el sacerdote "no hay palabras para describir adecuadamente a Dolores o para establecer con precisión la influencia positiva que ha tenido durante años" continuaba uno de sus mejores amigos para cerrar "Poseía una voz muy especial, un talento que valía su peso en oro”.

O'Riordan, que falleció a los 46 años en circunstancias aún desconocidas en un hotel de Londres cuando se disponía a realizar una nueva grabación de su clásico tema “Zombie”, era considerada como una de las grandes voces del país y su marcha ha causado tristeza sobre todo en el pequeño pueblo donde nació y creció, al que puso en el mapa y que la consideraba su hija predilecta.

Tras la ceremonia de duelo, el féretro abandonó la iglesia acompañado de una de las canciones predilectas de The Cranberries "When you are gone" camino del cementerio de Ballybricken. Allí en un acto privado, al que solo asistirán sus allegados más cercanos se enterrará a una de las cantantes más importantes en la historia de Irlanda, todo un mito para una generación y un ejemplo de lucha contra las adversidades.