La francesa Adélaïde de Clermont-Tonnerre viaja en su nueva novela desde el infierno de la Segunda Guerra Mundial en Alemania a los años 70 en Nueva York y rescata "zonas grises" de la historia, como la de aquellos científicos que colaboraron con los nazis y fueron acogidos por EE.UU.

"El último de los nuestros", publicada por Roca y galardonada con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, cuenta dos historias paralelas: una de ellas comienza en el bombardeo de Dresde, en 1945, donde una mujer agonizante da a luz a un niño, y otra en los años 70 en Nueva York, escenario del ascenso imparable de un joven ambicioso e hijo adoptivo de una pareja de clase media.

En una entrevista con Efe, Adélaïde de Clermont-Tonnerre asegura que tenía la sensación de que ya se había escrito todo sobre la Segunda Guerra Mundial hasta que en una ocasión, haciendo una investigación sobre Walt Disney, se encontró con la historia del profesor alemán Werhner von Braun, padre del proyecto espacial norteamericano y excolaborador de los nazis, que inventó las bombas V-1 y V-2.

"¿Cómo era posible que un nazi se convirtiera en responsable de la NASA?", se planteó la autora francesa, que considera que un personaje como este demuestra que en la historia "no todo es blanco y negro y que hay zonas grises".

Wernher Von Braun, que fue diseñador del legendario proyecto que llevó en los cohetes de la NASA a los astronautas a la Luna, se convirtió así en uno de los personajes de la novela de la escritora francesa que alterna las dos historias que transcurren de forma paralela.

La autora también quería reflejar en el libro "la creatividad y la libertad de la generación de los años 60 y las razones por las que tenían tantas ganas de vivir: eran hijos de los que habían vivido lo peor de la Humanidad, las atrocidades de la bomba atómica, la autodestrucción, y por eso era normal que tuvieran una pulsión tan importante, tantas ganas de vida".

En "El último de los nuestros" se plantea también la cuestión de si los niños son responsables de los crímenes de sus padres y aunque la autora sostiene que está claro que no, destaca cómo "la culpabilidad destruye familias durante generaciones".

"Cuando intentamos olvidar el pasado, éste vuelve aún más violentamente a nosotros. Por eso no hay que hacer tabla rasa, sino las paces con él y aceptar lo que ocurrió, es lo más sensato", indica.

En la novela, de Clermont-Tonnerre homenajea a las mujeres que quisieron abrirse camino en un mundo hostil como era la época de posguerra, y rescata a otros personajes reales como Andy Warhol y Joan Baez.