Según desvela un estudio internacional, publicado en la revista Industrial Crops and Products, la investigadora y miembro del grupo de investigación Nanoval del departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, Araceli García, ha conseguido junto a otros compañeros franceses y estadounidenses producir este revolucionario material a partir de hojas de maíz: uno de los mayores desechos agrícolas del mundo y que hasta la fecha tenía pocas aplicaciones. Los residuos que genera el maíz se suelen tirar o quemar en la mayoría de los casos. Ahora, podrían tener una nueva salida más que provechosa.