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MEDIO AMBIENTE (Previsión)

España traslada su experiencia de las áreas marinas protegidas al Líbano

El Líbano acaba de crear tres áreas marinas protegidas en su litoral gracias a un proyecto en el que ha participado España y en el que se ha trasladado a aquel país el modelo aplicado en la isla de Tabarca (Alicante): compatibilizar la preservación del medio marino con un uso racional de los recursos.

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 09 abr 2018

El Líbano acaba de crear tres áreas marinas protegidas en su litoral gracias a un proyecto en el que ha participado España y en el que se ha trasladado a aquel país el modelo aplicado en la isla de Tabarca (Alicante): compatibilizar la preservación del medio marino con un uso racional de los recursos.

Liderado por el Regional Activity Center for Special Protected Areas (RAC/SPA) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, este trabajo ha sido financiado por la Unión Europea (UE), ha explicado, en una entrevista con Efe, el coordinador científico del proyecto, Alfonso Ramos Esplá.

Es fruto de un amplio trabajo que empezó en 2010 para estudiar el ambiente marino, la flora y la fauna asociadas a sus fondos y los recursos pesqueros con la finalidad de diseñar áreas marinas protegidas en el Líbano y que en principio iba a finalizar en 2014, aunque se ha prolongado hasta 2018 dado el interés de las autoridades libanesas, ha indicado Ramos Esplá.

Su culminación ha sido la creación, por ahora, de tres áreas marinas protegidas en Ras Chekaa, al norte del país, en un enclave de formaciones rocosas y cuevas llamado Raoucheh, en Beirut, y en Tiro, al sur, lo que implica la protección del cinco por ciento de las aguas marinas del Líbano.

El principal objetivo de la investigación era conocer la situación medioambiental de la costa libanesa, por lo que se han estudiado y explorado unos cincuenta kilómetros de su litoral, lo que equivale a una cuarta parte de su línea costera.

En el trabajo han participado el Centro de Investigación Marina de Santa Pola (CIMAR), el departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante (UA), el Museo del Mar de Ceuta, la Universidad libanesa y el Centro de Investigación Oceanográfico del Líbano.

Ramos Esplá, que es también director del CIMAR y catedrático del citado departamento de la UA, ha reiterado que el Líbano es un laboratorio natural de lo que puede ocurrir en el Mediterráneo occidental "dentro de 30, 40 o 50 años" en dos vertientes: el cambio climático y el impacto de las especies exóticas.

"La cuenca del Mediterráneo oriental integrada por el Líbano, Israel y Siria está sufriendo un incremento de la temperatura más elevado que el resto de este mar a causa del cambio climático", ha señalado.

Además, ha recordado, "el Líbano está al lado del Canal de Suez y le llegan cada año entre cincuenta y cien especies exóticas procedentes del Mar Rojo".

Según Ramos Esplá, de cada cien especies exóticas provenientes del Mar Rojo, una puede ser invasora y provocar un impacto negativo en las autóctonas y los hábitats.

"Sobre todo hay un grupo de peces, los sigánidos, llamados también peces "conejo", que nadan en superficie y son herbívoros muy potentes que comen las algas y dejan las rocas peladas", ha dicho este científico, quien ha añadido: "Al desaparecer las algas, desaparece una buena parte de la biodiversidad asociada a ellas".

A este respecto, una de las primeras conclusiones de la investigación, realizada entre 0 y 55 metros de profundidad, es que se ha detectado "una alteración significativa del hábitat entre 0 y 25 metros de profundidad en buena parte de toda la costa del Líbano por la presencia de especies exóticas", principalmente de los peces "conejo".

Ramos Esplá ha precisado que "los peces 'conejo' no han llegado todavía" al Mediterráneo occidental, "pero podrán llegar", ha apuntado.

"La suerte que tenemos es que hay una barrera térmica e hidrodinámica entre Sicilia y Túnez donde las corrientes, que son del Atlántico, van de oeste a este en superficie" e impiden que puedan atravesarlas de momento las larvas de esta especie, aunque no se descarta la posibilidad de que alguna vez lo consigan, ha expuesto.

Durante el proyecto, los científicos también midieron la temperatura de la superficie marina hasta los cien metros de profundidad en el Líbano.

En concreto, observaron que entre 40 y 60 metros de profundidad se producía lo que se denomina la termoclina estival (cambio térmico muy brusco): se pasaba de 22 grados a 40 metros a 17 grados a 60 metros.

"Esta termoclina actúa también de muro para estas especies exóticas, cuya distribución se rige, además de por los recursos alimenticios, por la temperatura", ha descrito el investigador.

La constatación fue que las especias exóticas dominaban entre 0 y 40 metros de profundidad, mientras que el reservorio de las autóctonas se situaba por debajo de la termoclina, donde la temperatura es más baja.

Otra de las conclusiones del trabajo es la necesidad de establecer una ordenación integral del litoral junto a las áreas marinas protegidas.

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