La Junta General del Principado ha aprobado, por unanimidad, una declaración institucional para respaldar la declaración de la sidra natural asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
La bebida más típica de Asturias prepara su precandidatura para conseguir el sello de la ONU. Y el parlamento destaca que "la sidra y su cultura son indicadores de la vitalidad de nuestra economía, nuestra sociedad y, especialmente, nuestra capacidad para protegerla e impulsarla". Y añade datos el presidente de la cámara autonómica: "Hay que recordar que, sobre un total de 53 millones de botellas, sólo 1.800.000 están recogidas por la DOP (Denominación de Origen Protegida) Sidra de Asturias".
Pero no importa, porque el jurado no valora la calidad de los productos ni sus niveles de venta, sino la repercusión que tiene en su entorno y tradición. En ese sentido, Sanjurjo recita que "en el consumo de sidra, confluyen elementos fundamentales de la sociabilidad asturana, indisociables de la identidad de nuestra tierra. La sidra forma parte de un modo de vida, de relacionarse asociado al chigre, al escanciado, a las fiestas de prao..".
"Nuestra bebida más universal no sólo está presente en la vida y tradiciones de los asturianos y asturianas -ha explicado Sanjurjo-, sino que es un eje vertebreador de la economía de Asturias, un aliciente turístico y una seña ineludible de la marca de calidad de nuestra tierra".
Una candidatura por año y país
España defenderá, este año, ante la Unesco, que las tamborradas que se celebran, desde hace más de seis siglos, en 17 pueblos de nuestro país, sean Patrimonio de la Humanidad. Para optar al sello en 2019, la Sidra de Asturias deberá pasar la criba y superar a otros competidores españoles, entre ellos, el espeto malagueño.