El Vaticano en la ONU: desarmar al agresor
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Actualizado 09 may 2017
Ante la 69 Asamblea General de Naciones Unidas el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Parolin, ha defendido el uso proporcionado de la fuerza, en una acción multilateral avalada por el Consejo de Seguridad, con el fin de frenar las agresiones del terrorismo transnacional. Son cientos de miles los ciudadanos inermes que en situaciones auténticamente dramáticas hacen frente, en el Norte de Iraq y en Siria, al avance de un grupo terrorista que pretende sustituir a los Estados mediante un gobierno mundial seudo-religioso. Este fenómeno, nuevo y perverso, que implica una auténtica afrenta contra el hombre y contra Dios, daña el encuentro cultural y religioso y alimenta la teoría del choque de civilizaciones, al tiempo que busca complicar todavía más la ya de por sí difícil situación política en Oriente Medio.El escenario es complejo, los desafíos son enormes, pero el camino para vencer el odio inoculado por el terrorismo yihadista implica ejercer el deber de protección sobre las poblaciones inermes, así como reforzar el diálogo interreligioso e intercultural hasta el punto que este encuentro pueda provocar cambios en el propio derecho internacional. La legítima defensa de las poblaciones perseguidas es un imperativo que el Consejo de Seguridad debe ejercer, pero nada de esto es suficiente si los Estados y los organismos internacionales no son capaces de intensificar los esfuerzos para que sea efectivamente reconocida la libertad religiosa y de conciencia.
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