Cuarenta y una personas han sido detenidas en un total de 18 provincias españolas en el marco de una operación a gran escala contra la pornografía infantil llevada a cabo por la Policía Nacional. Por desgracia, no es la primera vez que esto sucede, ni tampoco España el único país donde se cometen este tipo de delitos. Los abusos a menores son una lacra social, que hunde sus raíces en la profunda crisis espiritual y moral que padecemos.A menudo los mismos sectores que actúan en connivencia con una extendida cultura pansexualista, se echan las manos a la cabeza cuando salen a la luz las consecuencias más depravadas de esa cultura, que suele presentarse como paso de progreso y de liberación, y como portadora de una promesa de felicidad. Por el contrario la llamada “liberación sexual” esconde con frecuencia una enorme carga de violencia y destrucción personal y social.Este problema no se solucionará sin un adecuado diagnóstico y eso pasa por reconocer que estamos ante una verdadera lacra social que afecta de manera muy profunda, y a veces desconocida, a ámbitos como el familiar y el escolar. Y pasa también por seguir persiguiendo el delito y colaborar con la Policía para que, ahora en la maraña de la red de redes, pueda seguir desarrollando con eficacia su trabajo.