En la ronda de negociaciones para la investidura, este lunes se va a producir una reunión entre los representantes de Podemos, PSOE, Izquierda Unida y Compromís. El encuentro ha sido promovido por Alberto Garzón. Es difícil entender su utilidad. Hace una semana Podemos presentó un documento que suponía, en la práctica, una declaración de intenciones contra el ordenamiento constitucional y el realismo económico. La formación de Pablo Iglesias exigía, entre otras cosas, la celebración de un referéndum en Cataluña, el control político de jueces y fiscales, y un disparatado gasto público.El documento de respuesta que el PSOE ha enviado a la formación morada, deja claro que una izquierda constitucional no puede ponerse de acuerdo con Podemos. A estas alturas hay un importante cansancio entre la opinión pública por el exceso de gesticulación política que se viene produciendo desde hace dos meses.La reunión no tiene sentido, salvo que el PSOE esté dispuesto a renunciar a lo que ha exigido en su último documento. Y eso sería un suicidio político para el PSOE y para España. Las últimas encuestas reflejan que Podemos ha sufrido un importante desgaste durante los últimos 60 días. Sánchez cometería un error si frenara ese desgate con un Gobierno de coalición. Los socialistas tienen en Podemos un duro competidor no un aliado.