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Una amistad de amor a la vida y esperanza

Nuria tiene 14 años y un cáncer de hueso en su rodilla; a Lucía con 12 años le han diagnosticado un linfoma. Ambas, estas últimas semanas, se han convertido en amigas del alma, comparten sus historias repletas de dudas y miedos que acaban en una carcajada la mayoría de las veces.

Lucia porel pasillo del Hospital Niño Jesús. Fto Laura Otón

Lucia porel pasillo del Hospital Niño Jesús. Fto Laura Otón

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Tiempo de lectura: 4'Actualizado 27 abr 2017

Escucharlas sobre la cama del Hospital Niño Jesús no te deja impasible, sólo sin palabras. Con catorce y doce años, las dudas de la adolescencia y preadolescencia se multiplican por mil cuando se encuentran de morros con una enfermedad que tiene nombre de cangrejo. A Lucía le hace mucha ilusión esta entrevista, le encantan los medios y seguro que siempre habría soñado con una entrevista aunque nunca se imaginó que su nueva circunstancia vital la iba a convertir en protagonista. Hermosas por fuera y por dentro. Así es como se las puede definir porque en poco tiempo, Nuria desde septiembre y Lucía desde octubre, llevan luchando contra la enfermedad. Lo peor de todo esto es el paréntesis en  su vida.  Lo que más echa de menos es el colegio “tienes que dejar la vida de fuera y centrarte en lo que te ha tocado”. Su familia también es un hueco que escuece porque “desde pequeña estoy acostumbrada a estar con ellos”, sus padres y sus dos hermanos, los abuelos y los tíos con los que hay una relación diaria hacen lo posible para que ella no se sienta lejos y sola, ¡han celebrado hasta el cumpleaños de su hermano en la habitación con tarta de chuches y globos! Hay que aprovechar cuando no hay una bajada de defensas para estar con los que las quieren. Cuando sus leucocitos se van de paseo, quedan aisladas en la habitación a la que no puede acceder todo el mundo, sobretodo niños y personas que estén enfermas. A partir de ese momento todo el mundo entra con su mascarilla.Nuria asegura que a pesar de todo la enfermedad “tiene muchas cosas buenas”. Lo dice con un rostro precioso enmarcado por unos ojos entre miel y verde y sin perder la sonrisa en esa cara a la que el pelo ya no acompaña. “Yo lo del pelo lo llevo bien, la verdad, ¡y eso que tenia una melena por la cadera! Y fíjate si tiene cosas buenas que yo he hablado con voluntarios, la mayoría son ex pacientes, yo pienso ser voluntaria cuando cumpla 18 -dice riendo- y lo recuerdan como una cosa buena, la mente es selectiva, los momentos malos -se lo piensa- bueno sí son malos pero se olvidan”. Lucía reconoce que “aunque estás aquí cerrada en un habitación conoces a mucha gente, te sorprenden mucho, vienen a verte muchas personas, te acabas dando cuenta de las personas a las que verdaderamente importas”. Estas dos niñas hablan con una madurez y una positividad que sorprende a cualquiera. Según Nuria “lo peor es no tener rutina, no estoy siempre en casa pero tampoco estoy siempre en el hospital no puedo estar a tope ni en un sitio ni en otro. Pero si conectas con alguien y los padres se llevan bien, como vas a estar mucho tiempo en el Hospital, no puedes socializar y lo buscas aquí, se puede perfectamente, hay gente muy maja”. Con un aplomo increíble Lucía dice que “siempre te encuentras con algunos niños que están pero que tú, algunos tienen tres o cinco años, y no han podido vivir nada, yo por eso intento no quejarme mucho”.  Socializando Ambas socializan perfectamente porque en medio de la entrevista deciden que quieren ir a ver a su amiga M. a quien le han quitado un riñón después de varios trasplantes de médula. Tiene 18 años y está alojada en su misma planta pero en la zona que la Fundación Aladina ha creado para niños que necesitan cuidados todavía más especiales. Lucía coge su gotero y lo empuja por el pasillo para ver a su nueva amiga, solo puede verla por el cristal y hablar con ella por el telefonillo, ahora está baja de defensas. M. hace alarde de su nueva habitación donde puede cambiar el color de las luces de azul, al rojo o al verde según le apetezca y donde su madre puede dormir en una cama “como Dios manda”. Las madres son las heroínas de estas historias, porque siempre están ahí. Dejan la vida en casa, con el resto de los hijos, el marido y 'su universo' gira durante todo este tiempo en torno al Hospital. Y no siempre hay una cama, durante semanas, algunas meses, intentan descansar en ortopédicos sillones que no son abatibles por completo, no conocen la horizontalidad durante todo este tiempo, pero la mayoría no pierde la sonrisa. La sonrisa es lo último que se pierde aquí porque como dicen  Nuria  y Lucía casi al unísono “si estás contento se pasa volando, además no puedes estar lamentándote porque ya bastante tienes...coincidimos en el hospital por mala suerte, pero acabamos llevándonos bien, porque llenamos las horas muertas,  nos damos alegría la una a la otra”. Sobre la cama, mientras hacemos la entrevista ojean una revista de sus ídolos, la habitación de Lucia está llena de posters de One Direction y Abraham Mateo,  a quien les encantaría ver algún día por aquí “¿Te imaginas?”- mientras que recuerdan como se conocieron “Velvet une mucho”- se ríen a carcajada limpia-”recuerdan que un buen día Nuria se coló en la habitación de Lucía y estuvieron viendo juntas un capítulo de la serie de Antena 3, “nunca lo habíamos visto pero desde entonces... me tumbé en un lado sobre la cama de Lucía y la vimos juntas”. Desde entonces son grandes amigas. De hecho Nuria hoy no tendría que estar aquí, ha venido a recoger sus análisis pero ha querido darle un beso a su amiga.Cuando les preguntas como van a ser las Navidades, sueltan un “Bueeenooo”, Lucia dice: “yo espero estar en casa para Reyes, pero está claro que los langostinos de Nochebuena me los voy a comer aquí”. Según Nuria, “no pasa nada, son unas Navidades diferentes y habrá muchas más”. De eso no les queda duda. Al Año Nuevo le piden que los análisis les salgan bien, y “que no vuelva a repetirse esto nunca más”. Deseando están de despedirse de este 2014.Al año en España se diagnostican 850 casos de cáncer en niños. La incidencia es de un nuevo cáncer por cada 7000 niños menores de 15 años de edad cada año. Según la Asociación Española Contra el Cancer existe una predominancia masculina en la incidencia del cáncer infantil con un 57% registrado en niños y 43 % en niñas. Los linfomas, los tumores óseos y sarcomas suponen el 80% de los tipos de cáncer en los más pequeños. La supervivencia ha aumentado en las últimas décadas de forma espectacular. Hoy en día en nuestro país la curación de muchos de los niños enfermos de cáncer es un hecho habitual. El domingo 21 de diciembre es el Día del Niño con Cáncer. Una amistad de amor a la vida y esperanza

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