Los inicios del agosto español están siendo políticamente movidos. Lo sucedido en el Ayuntamiento de Madrid tras el relevo en la Secretaría de la Federación Socialista madrileña es de órdago.  Carmona se alineó con Gómez cuando Sánchez le defenestró y ahora, solo un mes después de las municipales, es él quien ha sido invitado a irse. El Senado no paga la vocación política de Carmona, ha dicho el afectado en una nutrida y suculenta rueda de prensa. Carmona no solo no se va, sino que aspira a dirigir el PSOE-M. La lucha no ha hecho más que comenzar en un escenario de lo más complejo. Por una parte porque la estabilidad institucional en el Ayuntamiento de Madrid depende de la cohesión interna en el grupo socialista, de la otra porque la crisis en el PSOE de Madrid no es un asunto local dado que es Pedro Sánchez quien anda implicado en el asunto.La situación sociopolítica requiere liderazgos fuertes y posiciones claras y por lo que parece son muchos los que no resisten los envites de la realidad. El problema es que esto afecte al primer partido de la oposición a un mes de la catalanas y a pocos meses de las generales.No es momento de vendettas, ni de tácticas de medio plazo. El PSOE debería recuperar un proyecto político de nación y dejarse de experimentos. Ya no se trata solo de su bien, se trata del bien de la política al servicio de los españoles.