Ponce tuvo que realizar una labor de enfermero ante el toro que abrió plaza para tratar de sacar algo potable de su desrazada, mansa y blanda condición. El valenciano tiró de técnica para dejar elegantes pinceladas que le valieron una oreja, premio, sobre todo, al esfuerzo realizado. Con el insulso y apagado cuarto, ni a base de recursos pudo estructurar Ponce nada relevante."El Fandi" no acabó de aprovechar del todo a su buen primero, un toro que se desplazó con alegría y calidad por los dos pitones, con el que el granadino estuvo más en los "efectos especiales" que en lo fundamental, siendo lo más destacado de su actuación las banderillas y los rodillazos finales con la muleta, mas el conjunto careció de emoción. Cortó una oreja.El quinto fue otro toro con posibilidades, con el que El Fandi mostró todas sus armas para meterse al público en el bolsillo, aunque de nuevo primó más la entrega que la calidad. Larga de rodillas en el recibo, banderillas de alto voltaje y un último tercio repleto de desplantes, toreo de rodillas, molinetes y otros alardes llegaron mucho a la gente, que le recompensó con dos orejas.Perera se estrelló de bruces con su manso e imposible primero, que defendió con mal estilo hasta que se "rajó", haciendo inviable su lidia.No tuvo tampoco suerte con el último toro de la feria, que llegó al último tercio prácticamente desfondado, impidiendo al extremeño cualquier opción de lucimiento, a pesar del empeño mostrado. FICHA DEL FESTEJO Alicante, martes 24 de junio. 5ª de Hogueras. Dos tercios de plaza. Toros de Las Ramblas, desigualmente presentados, nobles pero mansos, bajos de raza y algunos en el límite también de las fuerzas. Las excepciones fueron el segundo, de tanta nobleza como calidad, y, en parte también, el manejable quinto. Enrique Ponce, oreja y silencio. El Fandi, oreja tras aviso y dos orejas. Miguel Ángel Perera, silencio y palmas.