La ceremonia ha comenzado con los ritos iniciales del saludo del celebrante, precedido del cántico Tú est Petrus. Tras la oración de entrada se ha proclamado el Pasaje del Evangelio según San Lucas en el que, ante la petición de los hijos de Zebedeo de sentarse a cada lado de Cristo en el Cielo, el Señor les propone beber el cáliz de la Pasión y a los demás Apóstoles les recuerda que ser el primero es servir a los demás. Durante su alocución el Pontífice se ha fijado en que Jesús iba caminando e instruyendo a sus discípulos, lo que le ha servido apra recordar que es una alegría poder caminar con el Señor que no ha venido a proponer una simple filosofía, ni una ideología, sino una vía para seguirle y alcanzar la salvación. Un camino que nos lleva a la Cruz, sobre la que los discípulos no entendían en ese momento, pero nosotros ya lo vemos en clave pascual entendiendo el sentido redentor del Árbol Santo. No obstante, el Papa ha advertido d eque nosotros somos también hombres y podemos quedarnos en pensamientos meramente humanos. A los nuevos cardenales les ha invitado a vivir en el servicio y la comunión diciéndoles que Dios les quiere precisamwente para eso. Para ser artífices de la comunión de toda la Iglesia con la Cabeza que es el Papa como Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro. Una comunión que también ha de producir la colaboración y la comunión entre ellos mismos. Así podrán ser testigos valerosos del Evangelio y sentir la fortaleza del Espíritu para anunciarlo a los hombres. El Santo Padre también les ha habaldo de que la comunión supone ser artífices de paz entre todos los hombres, promoviendo el perdón y la reconciliación para lograr la unión de los pueblos como Dios quiere. Antes de terminar, Francisco ha vuelto a subrayar la importancia de lograr esto, algo que sólo se hará efectivo sui caminamos alegres con el Señor. Posteriormente ha tenido lugar el llamamiento de cada uno de los candidatos a cardenales, que han hecho pública profesión de Fe. Posteriormente el papa kles ha impuesto a cada uno el birrete y el anillo cardenalicios. Ha finalizado con el rito conclusivo de la Bendicón Solemne, impartiendo la Bendición Apostólica.