El Papa Francisco, con sus palabras y gestos, está consiguiendo tocar el corazón de mucha gente y despertar una nueva curiosidad en personas que tenían apagada la llama de la fe. Al mismo tiempo esta significativa presencia de la Iglesia en la opinión pública está siendo utilizada por algunos medios de comunicación para interpretar los acontecimientos en clave de ruptura con la tradición secular de la Iglesia católica.El último ejemplo se puede ver estos días con lo que se está contando sobre el documento que el Papa ha enviado a los obispos de todo el mundo como preparación del Sínodo sobre la familia en el contexto de la evangelización. En el tiempo que estamos viviendo, la evidente crisis social y espiritual de la familia es un auténtico desafío pastoral que interpela a la misión de la Iglesia. El Papa conoce esto muy bien, pero por poner un solo ejemplo de manipulación, en el texto no se le pregunta a los llamados “católicos de base” qué es lo que opinan sobre la “Humanae Vitae”, sino que se da por sentada la doctrina pontificia y se pregunta acerca del grado en que es conocida y del modo en el que puede ser mejor llevada a la práctica.En estos días tan apasionantes conviene abrir bien los ojos y los oídos para estar atentos a lo que el Papa nos está diciendo y así no perdernos nada. Si solo escuchamos lo que otros dicen que ha dicho, terminaremos por perdérnoslo todo.