Sefarad es el nombre con el que los judíos españoles se referían a su país, España, después de haber sido expulsados en 1492. Desde la Diáspora, ya sea en Tánger, o desde Turquía, o desde otras tantas ciudades de América Latina, los judíos españoles conservaron la memoria, mantuvieron vivo el deseo del regreso, así como una lengua que los han vinculado durante siglos a su país de origen.Por decisión del Consejo de Ministros, los judíos descendientes de los sefardíes, han visto reconocido su derecho a la ciudadanía española por carta de naturaleza. Durante cientos de años España y el judaísmo truncaron, al menos formalmente, sus relaciones. Estas fueron recuperándose durante el siglo XX hasta alcanzarse el reencuentro que supone la decisión del actual Ejecutivo español. Dice el refranero popular que bien está lo que bien acaba, aunque esta historia podía y debía haber acabado bien, antes.El respeto a la historia exige evitar los anacronismos, tanto como su conocimiento invita a  la reparación. Desde hoy en adelante, los sefardíes vuelven a ser reconocidos como españoles por derecho propio.