Sin embargo, la presencia en ese mismo lugar de Sebastián que estaba pronto a dar la vida, logra que ellos se mantengan firmes en el Señor Jesús, e incluso llega a convertir a los propios padres y algunos amigos congregados. Cuando son presentados ante el juez, éste hace un nuevo intento en vano de inducirles a apostatar de lo que él llamaba una superstición. Pero viendo el prefecto que no lograba nada, e incluso, el ejemplo de Marcos y Marcelino, cundía en otros determinó su muerte. Después de morir, los cuerpos de los Santos fueron sepultados en la Vía Ardeatina, cerca del Cementerio de Domitila. Posteriormente serían trasladados a la Iglesia de San Cosme y San Damián, siendo redescubiertas en 1583, durante el reinado de Gregorio XIII. En ese mismo lugar continúan, estando cerca de allí una pintura donde se les ve en compañía de la Virgen María. Son Patronos secundarios de la Archidiócesis de Mérida- Badajoz, desde el año 1699. Iconografía: Se les representa con la casulla y la Palma del martirio. Otros Santos: Paulino, Ciriaco e Isabel.