Tal y como refieren las Actas Martiriales, en Toledo, Leocadia es una niña conducida hasta el Prefecto por ser discípula de Cristo. Su dulzura y valor le hacen resistir a los halagos del tirano para intentar que sucumba a la tentación. La firmeza con que se muestra, hace que descarguen sobre ella mayor dureza cuando la conducen a una cárcel donde morirá en condiciones infrahumanas. Después es arrojada al río y unos cristianos que lo ven rescatan sus reliquias para darles cristiana sepultura. Junto a la tumba, en la Vega del Tajo, comienza a tomar cuerpo el culto a la Santa, erigiéndose una basílica, y poniéndose bajo su protección todo tipo de apostolados que se realizaban. Los restos de Leocadia, reposan actualmente en el Ochavo de la Catedral, en un arca, que hizo el platero Merino. Iconografía: Se le representa con la palma del martirio. Otros Santos: Romano, Restituto y Valeria.