Su caridad también se extiende a los necesitados que acuden por la Vía Apia, donde está su casa. Movida por este servicio desinteresado desde Dios, hace voto de perpetua virginidad y así se lo cuenta a su esposo Valeriano. Éste lo acepta de buen grado. Incluso este romano y su hermano Tiburcio se convertirán también al Señor Jesús. La fidelidad a la Buena Nueva siempre tiene un precio en el mundo. Por eso, Cecilia morirá mártir en tiempos de Marco Aurelio. La situación surge cuando Valeriano su esposo y Tiburcio dan sepultura a los cristianos, una situación prohibida por Roma. Al ser descubiertos mueren martirizados y Cecilia es apresada, muriendo también decapitada. Es Patrona de los músicos ya que, según cuenta la tradición, cantó mientras le metieron en un horno de fuego ardiente. Su nombre se incluye en el Canon Romano. Su cuerpo se conserva incorrupto. Iconografía: Se le representa con la palma del martirio y con un arpa. Otros Santos: Marcos, Eugenia y Filemón.